Acudo al llamado de “Vivir…” para que los medellinenses tomemos conciencia de la importancia del Museo de Arte Moderno – no solo en su ámbito particular de trabajo sino en su tarea no asignada oficialmente de guardador de su entorno en el Parque de Ciudad del Río. No tengo en mi faltriquera ni un dobloncillo de latón para depositar en alguna alcancía que se disponga a este respecto, pero quiero aportar unas cuantas líneas de “pensamiento”.
Para celebrar sus ochenta años de vida la artista japonesa Yoko Ono está exhibiendo en el recinto “Schirn Kunsthalle” de Frankfurt –Alemania- una gran retrospectiva de su obra en múltiples campos. Título: “Half a wind show”. Recordemos que la señora Ono fue la misma que estuvo casada durante unos 11 años con el “beatle” John Lennon –entre 1969-1980, año del asesinato del músico inglés–. Yoko le llevaba siete años. Era hija de una de las familias imperiales del Japón y muy jovencita había sido enviada a estudiar en los Estados Unidos y Alemania. A mediados de los años 50 fue integrante del llamado “Grupo Fluxus”, considerado iniciador del “arte conceptual”, y a principios de los sesenta empezó ella una carrera ininterrumpida hasta la fecha en la creación de objetos, instalaciones, textos provocadores, música, proyectos cinematográficos y, como dice su último curador alemán, cruzando entre sí los lenguajes del arte y la filosofía. John Lennon la conoció durante una muestra en Londres en 1966 y su influencia fue tal sobre el músico que muchos de los seguidores de los Beatles la acusaron de ser la causante de la disolución del grupo dos años después. No hay tal: la culpa la tuvo The Money. Volvamos al galerista de Frankfurt: “Lo que presentamos es una completa retrospectiva de la obra de Y.O., una de las figuras más prominentes en la cultura artística del siglo 20. Al ser una artista de vanguardia su obra es muy importante para las siguientes generaciones que desarrollaron su trabajo en los años sesentas y setentas, pues fue una hacedora sin precedentes que exploró toda clase de tensiones en sus campos”. Con John Lennon filmó ocho películas que van desde los cuatro hasta los ochenta minutos de duración -y 25 filmes en total-, nueve elepés o vinilos y 19 sumados –el último hace tres años. Entre los álbumes más notables y sólidos grabados con su grupo “Plastic Ono Band” resalto uno sin título de 1970, después de la disolución beatle, donde John Winston Lennon se sacude de los traumas de su infancia, barre con todas sus creencias y se proclama como un simple héroe de la clase trabajadora. Diez años después cae asesinado el músico acabando de salir de los estudios en NY donde habían terminado el primer disco de su proyectado álbum doble “Double Fantasy”, no es una redundancia, y que Yoko culminó dos años después con “Season of Glass”. Miren el guión de uno de sus filmes extensos, “Fly”, de una hora: “Una mosca recorre desde el dedo chiquito hasta la cabeza de un cuerpo desnudo, muy lentamente”. Entonces: propongo que el Museo de Arte Moderno gestione autorización y programe una gran temporada con las películas de Yoko and John, junto con audiciones de su trabajo musical, ofrezca conferencias –yo puedo dar una- y ojalá pueda traer a la fantástica señora Ono con sus fabulosos sombreros, para ilustración y educación de nuestros públicos.
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