Antioquia, en proporción según su población –6,4 millones de personas–, presenta una de las tasas de mortalidad por COVID-19 más bajas del país, con 6 fallecimientos entre los 560 casos positivos de contagio que se registraron en su territorio hasta el martes 19 de mayo, de los cuales se recuperaron 418.
Por el momento, la situación está bajo control en el departamento, pero Juan José Restrepo, director ejecutivo del Cementerio Museo San Pedro y vicepresidente del sector funerario de Fenalco Antioquia, señala que las entidades de Medellín se han “preparado para lo que ojalá no ocurra”, que sería un aumento en las muertes por el virus.
Desde antes de que la pandemia llegara a la ciudad, los espacios funerarios que integran el sector (Campos de Paz, Jardines Montesacro, San Pedro, La Candelaria, Jardín Cementerio Universal y Jardines de La Fe) realizaron un análisis de la capacidad instalada del sector funerario.
Como la recomendación de las autoridades de salud, en bioseguridad, es que los cuerpos de los fallecidos contagiados por COVID-19 sean cremados, entre Medellín y Rionegro se cuenta con 14 hornos crematorios, los cuales están en capacidad de cremar dos cuerpos por hora, y un total de 156 en un día.
Medellín, según Restrepo, registra una tasa diaria de mortalidad de 65 fallecimientos, de los cuales 53 son cremados. “Desde ese punto de vista, la ciudad tiene la posibilidad de triplicar su capacidad de cremación”, señala Restrepo.
Los otros doce fallecidos diarios son enterrados en parques cementerios o en cementerios de bóvedas.
En este caso, los campos cementerios del Valle de Aburrá pueden enterrar 70 cuerpos adicionales diarios, con lo cual, sumados inhumaciones y cremaciones, los servicios funerarios podrían responder hasta en un caso hipotético de que se produzcan hasta 226 muertes diarias por COVID-19.
Incluso esa capacidad podría ser mayor, explica el vicepresidente del sector funerario de Fenalco Antioquia, si el Área Metropolitana, como autoridad ambiental del Valle de Aburrá, permite que los hornos crematorios realicen las cremaciones en una hora y media, y no en dos como es la norma actual.
Además, a esa capacidad instalada se le adiciona que la tasa de mortalidad en la ciudad por cualquier tipo de defunción, dice Restrepo, ha disminuido un 15 % en cuarentena. “Se han reducido las muertes violentas, los accidentes de tránsito y laborales, los procedimientos quirúrgicos. Los adultos mayores están en casa, con más supervisión”.
“Si hay alguna ciudad preparada para atender la pandemia, es Medellín”, cierra Juan José Restrepo.
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