A principios de abril, fue noticia una tigresa del zoológico de Nueva York enferma de COVID-19. No es la única.
Tres tigres y tres leones del zoológico de Nueva York empezaron a mostrar síntomas de COVID-19 en los primeros días de abril. Luego, fue un grupo de visones en Holanda y ya se conocen varios gatos domésticos diagnosticados.
La relación de los humanos, los animales y los virus es extraña. Se cree que el SARS-CoV-2, virus que causa la enfermedad COVID-19, llegó a los humanos de un animal (un murciélago o un pangolín). Y ahora, son las personas las que están contagiando animales domésticos y en cautiverio.
En el caso de los felinos de Nueva York, se determinó que había sido un empleado del zoológico quien les había pasado la enfermedad. Clara Susana Arias, docente de medicina veterinaria de la Corporación Universitaria Rémington, explica que el hecho de que un animal este infectado no necesariamente quiere decir que esté enfermo y menos que transmita la enfermedad. “No hay evidencia científica que muestre que animales domésticos como perros y gatos sean fuente de contagio”, explica la experta.
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Un estudio de la la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (AVEPA) muestra que en condiciones experimentales “los gatos podían contagiarse con COVID-19 y transmitirlo a otros gatos”. Este estudio inoculaba una cantidad de virus en los gatos que difícilmente ocurriría en la vida real. “Aun así, solo un gato sano se contagió, lo que parece indicar que la transmisión entre gatos es mucho menos eficiente que entre personas”.
Después de analizar los datos, AVEPA señala por una parte que, “el gato, y posiblemente otros felinos, pueden verse afectados muy ocasionalmente por el virus, especialmente siendo contagiado por propietarios o cuidadores que tienen la enfermedad. Estos gatos no muestran síntomas o son muy leves y su capacidad de infectar a otros gatos parece muy limitada”.
Un ser vivo puede ser un vector biológico o mecánico. En el caso del COVID-19, se cree que los murciélagos fueron vectores biológicos, lo mismo que los humanos para los felinos. También se puede ser un vector mecánico si alguna gota de saliva con virus cae sobre la piel o el pelo y alguien la toca. Este puede ser el caso de un perro o un gato que habite con una persona enferma.
La recomendación para los hogares en los que haya una persona con COVID-19 es que no solo se aísle de las personas, también de las mascotas. “Si en una clínica veterinaria diagnostican un animal con COVID-19, esta debe activar todo el protocolo en el hogar y en ambientes cercanos”, agrega Arias.
Sin embargo, Clara explica que no hay razón para temer ni para abandonar animales, pues así como se infectan, se sanan. “Tampoco hay necesidad de ponerles límpido en sus patas, a no ser de que el animal haya ido a un hospital. Esta sustancia es irritante y puede causarles heridas en las almohadillas ubicadas en sus patas”, concluye.