Cuando Amelia y Clara se levantaron el pasado martes 5 de mayo, Amor, el gato, no estaba por ningún lado del apartamento ubicado en un edificio en la loma de Los Parra. “Él duerme con nosotros en la cama, pero sale a la terraza todas las mañanas. Cuando Amelia se despierta, él ahí mismo viene donde ella”.
Amor llegó a la vida de Amelia cuando sus papás se separaron y ha sido su gran compañero. Por eso estaba triste. El video en el que decía que el gatico se había perdido se hizo viral rápidamente en WhatsApp por lo que mucha gente se manifestó: que le saquen la caja de arena, que le saquen comida, que le saquen ropa que huela a la casa… Y así se fueron martes y miércoles. Buscando del piso 17 al sótano 2, caminando por la unidad, por la calle… De día, de noche… Hasta que los llamaron de la Visitación, que lo habían visto… y cuando llegaron les dijeron que el gatico llevaba dos semanas por ahí. “No era Amor”.
Volvieron y se quedaron hasta las 11 p.m. del miércoles. Pero Amelia no daba más y se durmió. Clara salió a la 1 a.m. a buscarlo, porque los gatos se activan entre la medianoche y las 3 a.m. Pero no hubo señales de él.
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Pero en la mañana del 7 de mayo, los vecinos tocaron la puerta: “¿Sienten maullidos?”. Y sí, ¡los sentían! Venían de una terraza por la que nadie pasa. Con mucho silencio buscaron la fuente y allí estaba, en una canaleta, debajo de una matera. Como no alcanzaban, trajeron una escalera y apenas movieron la matera, “salió disparado”.
Estuvo perdido otros 40 minutos. “Pero ya sabíamos que estaba bien”. Y cuando menos pensaron, vieron la cola detrás del sofá. Y llegó la felicidad. En la tarde, Amelia se va de clase a darle besos a Amor. “Él todavía está muy tímido, como que no entiende qué fue lo que pasó”.