El Gobierno nacional extendió hasta el lunes 11 de mayo la vigencia del aislamiento social preventivo decretado para prevenir la propagación del COVID-19, pero permitió que desde el lunes 27 de abril se reactiven las labores en los sectores de la construcción, la manufactura, y sus cadenas de suministro de materiales y servicios.
Tan solo el de la construcción emplea en Antioquia cerca de 450.000 personas, cuenta Eduardo Loaiza, gerente de Camacol Antioquia, y se calcula que la manufactura genere una cifra similar.
Estos trabajadores saldrán a las calles y se movilizarán hacia sus trabajo en los sistemas de transporte masivo, un tema que preocupa a Silvana Zapata, epidemióloga que integra el Grupo Colaborativo Modelamiento Colombia COVID-19, en compañía de expertos del Instituto Nacional de Salud –INS–, la Gobernación de Antioquia, la Universidad de Los Andes y la Universidad Nacional, con el concurso del Imperial College de Londres.
Zapata se basa en las experiencias de pandemias pasadas, que en su concepto no se deberían repetir en Colombia: “En 1918, con la gripa española, hubo tres picos de contagio: en el primero murieron muchas personas, luego se aplicaron unas medidas de distanciamientos social, cuarentena y reducción de reuniones sociales, que luego se flexibilizaron y vinieron otros dos picos”.
En su concepto, los países latinoamericanos tuvieron la oportunidad de implementar medidas con mayor prontitud por su ubicación geográfica, que sirven para extender la curva –no para aplanarla–, de forma que el pico de contagio sea tan bajo que no supere la capacidad instalada de sus sistemas de salud, pero es inevitable que haya un pico. Por eso, la epidemióloga teme que la flexibilización de las restricciones a partir del 27 de abril traiga más contagios y muertes.
“Los sectores que se reactivarán son en los que hay mayor capacidad laboral, eso significa que habrá más demanda de transporte, y no hay forma de garantizar que su ocupación no supere el 35 %”, advierte Zapata, quien asegura que el Grupo Colaborativo del cual hace parte está estudiando cuánto tendría que ser esa ocupación en frecuencias de dos a tres minutos, en el caso del Metro de Medellín.
“Hasta que no haya una vacuna, o una inmunidad de rebaño –que se da solo cuando el 70 % o el 80 % de la población se ha contagiado– todos somos vulnerables. Lo que queremos es que los sistemas de salud no se colapsen, hay municipios que no tienen camas de UCI”, cierra la epidemióloga.
La epidemióloga Silvana Zapata compartió algunas de las recomendaciones que surgieron del Grupo Colaborativo Modelamiento Colombia COVID-19 para evitar el contagio masivo en el Metro de Medellín:
- “Promover el escalonamiento de horarios laborales y así reducir la congestión en el ingreso a las estaciones con mayor número de usuarios”.
- “Incentivar el distanciamiento físico y el uso de tapabocas en quienes usan el sistema y presentan síntomas respiratorio”.
- “Facilitar la operación para que sea posible que todas las personas tanto en vagones, cabinas y buses puedan ir sentadas con una silla de por medio entre los demás ocupantes”.
- “Solicitar al Gobierno nacional un subsidio de operación de emergencia durante la cuarentena, para cubrir los costos de incremento de frecuencias y cambios en operación”.
- “Recomendar y facilitar las condiciones para el uso de la bicicleta para quienes puedan realizarlo”.
- “Incluir en las estrategias de divulgación a usuarios la desinfección de la tarjeta Cívica”.
- “Fortalecer las campañas de recarga externa de la tarjeta Cívica”.
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