Por: Juan Carlos Franco | ||
No podría esta columna sustraerse a la universal costumbre de hacer balances al final de cada año. Es el momento de retomar los temas que con mayor frecuencia aquí se han tratado para evaluar si hubo avances o seguimos enredados y sin soluciones a la vista:
1. Medellín, la más contaminada: Es un logro que el ACPM contenga menos azufre que antes. Pero es un desastre la absoluta falta de control a buses, microbuses, camiones y volquetas que siguen arrojando negras columnas de humo a nuestro castigadísimo medio ambiente. No por el mal combustible sino por su pésimo mantenimiento. Esta renuencia a controlarlos seriamente sigue siendo uno de los grandes misterios de las administraciones de Medellín, máxime cuando las mediciones han comprobado que estamos en un nivel peor que Santiago y Ciudad de México. Aquí perdimos el año sobradamente y sin excusa. 2. Resonadores de Los Balsos: Ahora afirma el Tránsito Municipal (Vivir en El Poblado, noviembre 30) que son buenos. ¿En serio lo creen así? ¿O será una posición facilista para ahorrarse el gasto de desmontar el máximo esperpento de Medellín, que atenta contra el bienestar de todos los vecinos y usuarios? Debe ser muy entretenido hacer una inspección del sitio con los funcionarios que así opinan para que midamos la velocidad a la que bajan los vehículos y el ruido insensato que generan. ¿Servirán de algo las firmas que se están recogiendo por todo el vecindario? También en esto todos perdimos el año y al paso que vamos perderemos los próximos. Y nada raro sería, si les parece tan buena la solución, que la propongan en otras lomas de la ciudad. 3. Zonas verdes en El Poblado: Excelente haber adquirido el famoso lote sobre la Avenida, al lado de la bomba de “los Ochoa”. Ojalá para finales del próximo año nos sea entregado lleno de juegos infantiles y espacios abiertos. Si esto se completa, habremos ganado este año y el próximo con sobrados méritos. 4. Rayas y señales: Sigue nuestra Alcaldía sin cambiar de proveedor de pintura para las rayas y señales en las vías. Se siguen diluyendo con la lluvia o si las pisan los vehículos. Mire usted la Avenida, mire la doble calzada de Las Palmas (¡un año y ya no se ven!), mire las trasversales. Y los estoperoles se esfuman, y los policías acostados ya no se notan. Y para que vea cómo cuidamos las señales verticales, simplemente suba por la Loma del Tesoro hasta salir a Las Palmas. Justo por donde entran y salen, camino del aeropuerto, los turistas e inversionistas que juramos querer impresionar. Otro año perdido y de franco retroceso. 5. Aeropuerto JMC: Acaba de publicarse un reporte en la prensa local (El Colombiano, noviembre 30) dando cuenta de la nueva concesión de Airplan. Ellos afirman que luego de algunas modificaciones, en términos de bienestar para el pasajero, nuestro modestísimo JMC sólo será superado por el de Bombay y “que se va a convertir en un aeropuerto Categoría B, en la que sólo hay 12 en el mundo”. Una de dos: O se anticipó el Día de Inocentes, o realmente los nuevos concesionarios van a llegar con bulldozer y explosivos para demoler la terminal actual y rehacerla enteramente. El año no se perdió del todo pues dejamos atrás la incompetente administración de Aerocivil, pero de ahí a quedar entre los 12 ó 13 mejores del planeta… ¡Ver para creer! Categoría aparte en términos de perder el año merece la doble calzada de Las Palmas. Puede que lleguemos más rápido, pero en materia de confiabilidad más que perder el año perdimos la década. Pero decir más sería llover sobre mojado. En síntesis, año perdido en la mayoría de materias. Para el año próximo ¿quién podrá defendernos? Tal vez… ¿Corpoblado? |
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