Lunes 28 de noviembre, 1:10 p.m.
Subo por Los Balsos. Paso la Superior y me acerco a ISA. El tráfico parece fluir, aunque no muy ágilmente. Puedo ver que la fila va detrás de una volqueta azul. La volqueta empieza a comportarse extrañamente. Se sale hacia la izquierda y regresa, sube otro poco y nuevamente sale al carril izquierdo. Parece estar peleando con el del carro de atrás, que trata de sobrepasarlo.
La volqueta regresa a su carril y empieza, literalmente, a saltar. El carro de atrás, en maniobra desesperada, finalmente logra pasarla… y en ese momento la volqueta resbala hacia atrás… los carros que están más cerca ponen reversa y chocan entre sí. Yo, un poco más abajo, también reverso.
Ya la volqueta viene en rápido descenso sin control, ocupando la calzada izquierda, por la que afortunadamente ningún carro pasaba. Me doy cuenta de que viene rastrillando sobre el chasís, pues el eje delantero se quebró y las llantas las trae arrastradas. Ya no tengo más para dónde moverme porque los carros que subíamos estamos uno contra el otro.
Por fortuna la volqueta se tuerce hacia el andén y va a estrellarse contra el muro y la malla, muy cerca de la portería de ISA. Queda justo al lado mío. No hay víctimas de milagro. El conductor sale ileso de su volqueta-trineo. Los testigos vamos desfilando con las emociones contenidas, seguros de haber sobrevivido por muy poco a lo que pudo ser una gran tragedia.
Tragedia cantada, no muy diferente a las que sí han ocurrido de verdad, y con frecuencia cada vez mayor, que involucran a volquetas y minibuses bajando (y con esta, ¡incluso subiendo!) por las lomas más empinadas de El Poblado.
A veces son vehículos escolares con niños. Que tienen el mantenimiento más estricto. Es que bajar varias veces al día por estas lomas, viniendo del alto de Las Palmas, desgasta cualquier sistema de frenos. Y peor si lo más empinado está al final, ya entrando a zonas más residenciales.
Y si a estos vehículos livianos les ocurre, ¿qué podrá decirse de volquetas y camiones? Van cargados con muchas más toneladas y son por lo general dos o tres décadas más antiguas. Y sus estándares de mantenimiento son bastante más laxos. Lo raro es que no ocurran más rodamientos.
¿Y ante esto, las autoridades qué dicen?
En consulta vía Twitter con la Secretaría de Tránsito, cuento brevemente mi historia, y me responden que tranquilo, que hay restricción para vehículos pesados y que con pedagogía y control, apelando al buen comportamiento ciudadano, todo estará bien. Me dirigen a la Resolución 176 de 2004, que prohíbe a vehículos de más de 4 toneladas circular por estas lomas en las horas del pico y placa.
Aún asumiendo de muy buena fe que las normas sí las hacen cumplir, y con toda la pedagogía y control, hoy cualquier camión o volqueta puede bajar o subir por estas pendientes durante la mayor parte del día.
Eso será hasta que ocurra la próxima tragedia, luego de la cual Aníbal sí los tendrá que controlar en serio.
Para terminar, ¿hasta cuándo seguirán reparchando el cruce de Los Balsos con la 34? ¡Arréglenlo bien de una vez y no sigan botando nuestra platica!
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Bitácora de una Volqueta sin Control
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