/ Juan Carlos Vélez Uribe
Recuerdo que cuando era niño mi abuelo materno, quien vivía en El Poblado desde hacía muchos años, me decía que lo acompañara al “pueblo” a comprar la prensa. El “pueblo” era la plaza de El Poblado. Hoy en día uno le hace el mismo comentario a uno de los hijos y queda desconcertado, pues el parque de El Poblado es ya parte integral de un conglomerado urbano que literalmente se tragó la zona rural. Se acabaron las fincas, los establos, las arboledas, los guayabales, la línea del ferrocarril, la carretera a Envigado, en fin, en muy pocos años se borró el pasado. Pasamos de ser un corregimiento a un barrio más, a ser, en síntesis, la comuna 14 de Medellín.
En este sector de la ciudad nos correspondió en el pasado asumir la representación de algunos de sus habitantes en la Junta Administradora Local, y luego en el Concejo de la ciudad. Participamos entonces en diferentes procesos que marcaron el desarrollo de esta comuna: la consulta popular para realizar la Obra 500 de valorización, las discusiones de la Transversal Intermedia, la ubicación de las nuevas inspecciones de policía y la comisaría de familia, el levantamiento de las restricciones a la ubicación de restaurantes en la zona del Parque Lleras y en los debates que se llevaron a cabo en el Concejo de Medellín para la implementación del Plan de Ordenamiento de la ciudad, que tuvo que ver a su vez en la organización urbanística de El Poblado.
Hoy en día podemos decir que este sector de la ciudad ha logrado un importante desarrollo, y que en los últimos 23 años se ha duplicado su población. Apenas pocos años se había iniciado la construcción de los primeros edificios de apartamentos y unidades residenciales, los cuales fueron ubicándose primero en las arboledas de la fincas, luego en los potreros de estas y por último fueron reemplazando las casas de barrios como Patio Bonito, Alejandría, La Aguacatala o Santa María de los Ángeles. En algunos casos por rascacielos de 25 o 30 pisos, algo que hace 23 años veíamos como un imposible.
A pesar del desarrollo urbanístico que ha tenido este sector de la ciudad con la construcción de múltiples unidades residenciales, centros comerciales -que yo catalogaría como los mejores del país-, clínicas, hoteles, edificios de oficinas, etcétera, no hemos planeado debidamente el desarrollo vial de la comuna 14, lo que ha generado que en algunos de sus barrios, la congestión vehicular se haya convertido en un absoluto caos.
Ello nos lleva a concluir que definitivamente esos crecimientos desmesurados que transforman una zona de la ciudad, también deben tener sus límites, de lo contrario, este crecimiento exagerado de la urbanización se convierte en freno a la calidad de vida y produce un efecto en el mediano plazo de deterioro del sector, que a su vez podría conducir a la desvalorización de la propiedad y al desplazamiento de los pobladores más pudientes a otros sectores de la ciudad. Aprendamos de lo que ocurrió en el centro de Medellín, para que no suceda lo mismo en El Poblado.
De todos estos cambios, más que testigo del crecimiento y transformación del Barrio, el periódico Vivir en El Poblado ha sido protagonista de su desarrollo durante los últimos 23 años, siguiendo el pulso de una comunidad pujante, con sentido de pertenencia, que hoy cuenta con un medio de comunicación ya patrimonio de los pobladeños. ¡Felicitaciones!
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