El nombre Jeison Castaño no dice mucho, pero cuando se dice Jeihhco es Graffitour, Revolución Sin Muertos, Casa Kolacho: un artista que ha cambiado la narrativa de la comuna 13.
Por: Daniel Palacio Tamayo / [email protected]
En la vida de Jeihhco todo se hila. Como un tejido de amor, de prosa, de arte. En 2010, cuando en Medellín hubo 2.022 homicidios —3,2 veces más a los presentados en 2018—, logró congregar a más de 15 mil personas en la cancha El Salado, en el corazón de la comuna 13, para hacer una Revolución Sin Muertos. El ritmo del hip hop le dictó en esa ocasión que la gente tiene esperanza, que Aquí sí hay amor.
Y en la comuna 13 no solo hay amor, sino nuevos referentes. Jeihhco recuerda cómo un niño que no supera los 13 años se le acercó a preguntarle por Jairito, uno de sus parceros y compositor de Aquí sí hay amor. “Yo sueño conocerlo, lo admiro mucho”, dijo el pequeño. Eso para Jeihhco fue una muestra más de que su arte estaba haciendo contrapeso a los referentes negativos, que estaban en el camino en el que soñó que podía estar.
Jeihhco se define como un caminante. Con su arte ha llegado a coordenadas que ni se oyen mencionar en un mundial de fútbol. Ha cantado y grabado con un reconocido rapero marroquí; ha dado conferencias de la transformación de la comuna 13 en Argentina y pronto estará en Holanda, Irlanda del Norte y Grecia como actor de la obra Discurso de un hombre decente, de Mapa Teatro.
Cuando se estrenó esta obra en Medellín, Jeihhco –que no es actor— pensó que había sido un fiasco. En medio de la presentación alguien del público gritó con indignación “¿¡dónde está el teatro!?”. El director, al llegar al camerino expresó conmocionado: “¡lo logramos!”. Y es que lo que pretenden hacer no son artes escénicas tradicionales sino artes vivas en las que interactúan actores naturales, música, video, luces y “un argumento brutal”.
A Jeihhco le ha gustado echar a rodar sus sueños. Así pasó con Revolución Sin Muertos, el Graffitour, la Casa Kolacho; “no tengo ni idea cuál es la misión o visión”, el objetivo es ser artista, por eso su prioridad es escribir, ensayar, ir a grabar; “así he canalizado mis dificultades, problemas, miedos, rabias y odios”, dice.
Ahora el color de la comuna 13, con sus huellas de aerosol que narran su historia y su transformación, son un atractivo para el mundo; pero sobre todo quieren que lo sea para los habitantes de la ciudad, que quieren tejer esa Medellín separada y rota, pero que con amor se niega a dejarse vencer del miedo.