Las hamburguesas están de moda. Las hay en versiones clásicas y otras, más creativas, que mezclan decenas de ingredientes. Sin embargo, no se puede dejar de lado que lo más importante en su preparación siempre será la carne.
El chef Federico Trujillo cuenta que el origen de esta comida rápida es milenario: “cuando los tártaros se desplazaban, ponían la carne con la que se alimentaban entre la silla de montar y el lomo del caballo; al cabalgar, la fricción molía la carne y así la consumían. Este es el origen de steak tartare y de la hamburguesa”.
Gracias a las invasiones bárbaras, muchos de los sabores, ingrediente y técnicas de estos pueblos llegaron a las ciudades europeas. “En Hamburgo se comía una carne molida y condimentada que se llevaba a la plancha y se servía un steak tipo Hamburgo, y de ahí viene el nombre de la hamburguesa”. Era una carne que, además se servía con pan.
Con la llegada de esta técnica a Estados Unidos, los americanos empezaron a consumir la carne entre dos panes. “Una buena hamburguesa está en la mitad de dos panes, generalmente un brioche. También lechuga, tomates, cebolla y pepinillos encurtidos”.
La carne es, entonces, protagonista en este plato y ninguno de los demás ingredientes debería opacarla. “Hay que tener claro que el hecho de tener una carne molida es exigente en temas de normas fitosanitarias. Una carne molida se contamina fácilmente, por eso, una hamburguesa debe hacerse a la minuta: moler la carne antes de llevarla a la parrilla y no moler y esperar a que lleguen los clientes”, puntualiza el chef Trujillo.
En el Día de la Hamburguesa, recordamos esta delicia opción que, bien hecha, puede ser una comida bastante rica y saludable.