Los inicios Vivir en una ciudad extraña, tener que ganarse la vida y querer mostrar todas las ganas que el alma tiene es un coctel que necesita bastante tiempo para decantarse. Esa pasión le abrió las puertas del Ritz, primero como ayudante en el bar y más tarde al lado de su primer jefe, el chef Jordi Vallés, considerado uno de los nuevos exponentes de la cocina española y de su sous chef Segio Howland. Este paso por el Ritz fue complementado con sus estudios en la escuela Johnson and Wels. Al finalizar sus estudios fue invitado a viajar a Croacia a trabajar en un resort. Allí, frente al Mar Adriático, estuvo encargado de la pescadería. Pasó a Barcelona y mientras recorría sus calles se deleitó al descubrir la mesa catalana. El regreso al trabajo De nuevo en Miami, quien fuera su jefe, Jordi Vallés, lo invitó a un proyecto en el que estaba trabajando: darle vida a un par de restaurantes llamados Mosaico y Salero, el uno de alta categoría y el otro más informal. Esta experiencia de conceptualización, vivida desde los inicios, le brindó una mirada nueva al mundo de los restaurantes. Al cabo de un año fue China su nueva meta. Al llegar a este país, no con la idea de ser un turista más sino de buscar los secretos de esa cultura gastronómica, fue contratado por el Marriot para dirigir un festival de cocina latinoamericana. Como parte del pago recibió un entrenamiento en la cocina china del hotel, una experiencia totalmente diferente a cualquiera vivida antes y en la que se le clarificó que este es un arte de maestros y aprendices. Llegar a manejar el wok, por ejemplo, requiere pasar al menos cinco años por todos los oficios de la cocina. Otra vez América Medellín | ||
“Quiero crear memoria con algo suculento” Juan Pablo Valencia, chef
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