Obra del arquitecto belga Goovaerts, toma el nombre del “fabricante de sueños” (1884 – 1956), un empresario antioqueño líder en el desarrollo de proyectos de transporte y de cine, entre otros.
Por Juan C. Posada S. / [email protected]
Ubicado en la estrecha calle El Resbalón, como la llamaban anteriormente, por tener piso empedrado y liso, o porque así se le decía a una danza popular de la época, y conocida ahora como carrera Junín, por la batalla celebrada entre el Ejército libertador y las tropas de la Corona española, que ocurrió en la planicie del Alto Perú con ese nombre, en el año 1824.
Se empezó a desarrollar el comercio elegante de Medellín, en tiempos de la construcción y terminación de la nueva Catedral de Villanueva, en el costado norte del parque de Bolívar y que servía de remate a este naciente bulevar comercial, que se iniciaba en la calle La Playa, donde se levantó el imponente edificio Gonzalo Mejía, en el que además de otros locales comerciales, estaban el Teatro Junín y el Hotel Europa.
Fue diseñado por el arquitecto belga Agustín Goovaerts, quien fue llamado por los pocos pobladores adinerados de la ciudad, que comenzaba su desarrollo industrial. Vino en la década de 1920, con el encargo principal de construir el edificio para la Gobernación del Departamento. Diseñó y construyó importantes obras, que fueron posteriormente demolidas por la ceguera de nuestros dirigentes, con la disculpa del desarrollo y del progreso, siendo reemplazados por ampliaciones de vías y modernos edificios, la mayoría sin ningún valor arquitectónico.