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Como muchos vegetales, a las cebollas no les gusta ser servidas en un plato. Por eso, al cortarlas, liberan un gas que irrita y causa el llanto, pues al hacer contacto con el agua de los ojos se convierte en ácido sulfúrico. Para evitar las lágrimas hay diferentes opciones: picar cebollas frías, cocinarlas en agua caliente por un minuto, usar gafas o picarlas sumergidas en agua.
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