¿IA o Google?

Mi amiga camina sin dirección alguna. La sorprendo con una pregunta: “¿Cierto que estamos perdidas?”. “Sí”, me contesta y de inmediato toma su celular. “Pero voy a preguntarle a Chat GPT cómo hacemos para llegar”. La miro con sorpresa y solo cuestiono: “¿Y si mejor le preguntamos a alguien?”.

En otro tiempo, converso con un grupo de mujeres sobre una pastilla mágica que promete la eterna juventud. Una de ellas quiere saber qué contiene y de inmediato saca su teléfono. Con orgullo visible cuenta que su Chat GPT tiene nombre, lo saluda y le pide que le cuente para qué es la pastilla y si engorda o no.

En ambos casos, Chat GPT fue usado sin mayor profundidad y en una expresión muy básica: fue usado como si fuera Google. Esto viene sucediendo desde que, en 2022, se lanzó esta herramienta tecnológica que logró trastocar la estrategia de varios gigantes tecnológicos. Incluso, según el portal The Verge, en abril de este año, cayeron por primera vez en la historia las búsquedas realizadas en Google desde Safari, el navegador de Apple. ¿Está mal? No creo, asistimos a un cambio social que, como todo cambio que proviene de los humanos, representa retos para las empresas y la innovación.  

Sin embargo, aparecen en el tablero que inunda con cuestionamientos mi imaginación muchas preguntas alrededor del uso de las inteligencias artificiales – sobre todo Chat GPT – como si fueran Google, a pesar de que el mismo buscador ya tiene incluido a Gemini – su propia IA – en las búsquedas. Algunas de ellas son: ¿Por qué nos sentimos tan modernos cuando usamos Chat GPT solo como si fuera Google?, es una pregunta odiosa, lo sé. Y tengo otras más interesantes: ¿Si limitamos el uso de las IA a ser buscadores, de qué vamos a perdernos?, ¿qué atributos tienen los buscadores que tal vez van a extinguirse?, ¿corremos el riesgo de quedar siendo estúpidos frente a las órdenes creíbles de las IA?, ¿qué capacidades humanas estamos relegando al olvido en esa práctica?

Tengo algunas auto respuestas. Sí, no me parece ni play ni tecnológico ni de avanzada estar pagando una licencia de Chat GPT – o cualquier otra IA – solo para preguntarle dónde queda un lugar o si una pastilla engorda o no. Lo del lugar, se lo preguntaría a alguien y de paso corro el riesgo de hacer una nueva amiga. Lo de las pastillas, lo confrontaría, práctica que permite Google al mostrarnos y permitirnos diferentes fuentes de información. Esa es una de las cosas que conceden los buscadores: confrontar información. 

Cuando apenas estaba apareciendo el Internet masivo, nos enseñaban a usar Google con responsabilidad y recuerdo cuando recomendaban: “No crean todo lo que dice en las búsquedas, confronte y vaya más allá de la primera página de resultados”. Sin contar con el trabajo que algunas clínicas y centros de investigación hicieron para posicionar entre los primeros lugares de las búsquedas información con evidencia científica que no les hiciera daño a los humanos.

Además de esto y de los sesgos que tiene Chat GPT – en promedio me da más la razón que mi jefe y mi marido -, creo que usar las IA solo como si fueran Google, puede hacernos perder el verdadero potencial de estas herramientas. Una IA bien entrenada es una gran aliada, especialmente para enfrentar los retos del mundo profesional; pero, para que esto suceda necesitamos ser más inteligentes que ellas: enseñarles, entrenarlas como si fueran nuestro perro, darles órdenes claras y hacerlas nuestras mejores amigas. Ya verán como si superamos la IA como buscador, en algún momento terminarán por movernos la cola.

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