¡Ni un muerto más en Palmas!

En ciertos asuntos críticos, de vida o muerte, esta ciudad progresa, pero hacia atrás. Todos los días, prácticamente, ocurre algún accidente serio en la vía al Alto de Palmas. Todos los días hay vehículos volcados o postes de energía derribados y atravesados. A veces se ven motos tiradas en el suelo, a veces 3 o más vehículos chocados en serie.

Todos los días, los organismos de emergencias suben a hacer el levantamiento lúgubre de algún motociclista que se dejó llevar por la velocidad o que no controló con pericia una curva traicionera. O peor aún, que fue golpeado por algún vehículo que no lo detectó oportunamente.

Desde hace mucho tiempo, tenemos derecho a esperar que, ante este peligro tan evidente y permanente, nuestras autoridades actúen con mayor diligencia y constancia. Pero no, lamentable y vergonzosamente, no. No es que no hayan actuado, sino que sus acciones siguen siendo escasas, tardías. Y muy predecibles. De cuando en cuando, se enfocan en controlar los piques de motos y vehículos en los sectores medio y bajo de la loma; es cierto. Que les ponen comparendos y a veces inmovilizan los vehículos; también es cierto.

Sin embargo, los practicantes de estos deportes de riesgo, ridículamente alto, simplemente cambian de día o de hora. O de tramo. Los motociclistas de alto cilindraje le tienen especial cariño a la variante al aeropuerto, entre Indiana y el peaje, lugar que ya no es territorio de Medellín, sino de Envigado.

Y allí no solo buscan exhibir sus habilidades y reflejos en las noches (casi todas), sino también los domingos y festivos en la mañana (todos). Es milagroso que no ocurran más accidentes. Seguramente, ocurrirán. Y podrán morir inocentes.

Lo ocurrido hace pocos días a los chefs que compartían una moto, luego de trabajar hasta tarde en un restaurante del Alto de Palmas, es inconcebible.

¿Cómo así que había vehículos apostando carreras y bajando Palmas un domingo a las 11 de la noche? ¿Cómo pueden esta ciudad y sociedad tan avanzada, para ciertas cosas, aceptar que se pierdan vidas tan valiosas solo porque a dos conductores dementes les pareció buenísima idea lanzarse a velocidad máxima por esta vía tan peligrosa y traicionera?

Es cierto que rápidamente se identificaron e inmovilizaron los vehículos asesinos y que pronto se revelarán los nombres de los conductores. Y ojalá su castigo sea ejemplarizante y se defina pronto.

¿Y luego, qué? Es imperativo que se definan nuevas medidas restrictivas, nuevas acciones de vigilancia para impedir que se vuelvan a presentar los hechos. Y no solo Medellín tiene que asumir su responsabilidad, sino también, Envigado.

Es posible empezar por una vigilancia nocturna, siempre, de todo el trayecto entre Sandiego y el aeropuerto, quizá en coordinación con los concesionarios respectivos. Suena costoso, claro. Pero, acaso, ¿hay algo más costoso y triste que seguir perdiendo vidas inocentes?

¡Alcaldes y autoridades, hagan (¡ya!) con diligencia e inteligencia lo que corresponda para que en Palmas no haya ni un muerto más!

Nota al pie: Saludo especial a este querido periódico, que está próximo a celebrar 35 años. Su periodismo local e independiente, sin duda, ha contribuido de manera significativa a construir comunidad en El Poblado. Y desde hace un año, también en Oriente. Felicitaciones a todo el equipo, a sus anunciantes y, por supuesto, a los lectores.

- Publicidad -

Más contenido similar

- Publicidad -

Más noticias

- Publicidad -