Suelo culminar mis conferencias y presentaciones con una máxima que siempre honro y que dice: “otra empresa es posible, otro mundo es posible”. Esto lo digo porque no me queda la menor duda de que el propósito mayor de una empresa no es el de ganar dinero sino el de desarrollar personas y crear entornos donde estos integrantes, no empleados o empleadas, busquen sus logros y aprendizajes en un lugar en el que encuentren su mejor versión, y pongan todos sus talentos y fortalezas a su servicio, al de los equipos que conforman y al de la empresa, logrando resultados sorprendentes, generando toda clase de triunfos que impacten positivamente a sus áreas de desempeño, la empresa donde laboran, sus clientes y en general en sus facetas profesionales, personales y familiares.
Por supuesto, que al enfocarse en un concepto tan lógico y repleto de sentido común, pero incomprensiblemente tan poco aplicado, los resultados económicos de las empresas que lo practican son sorprendentes y su crecimiento, al igual que el de sus integrantes, genera una cultura que lleva al entorno a enfocar sus esfuerzos en la creación de abundancia, donde todos los participantes, empresa, integrantes, proveedores, clientes y usuarios finales ganan.
Esto se diferencia ampliamente de la mera creación de riqueza, donde los integrantes reciben un pago, a los proveedores se les compra al precio más bajo posible, a los clientes se les vende con la mayor rentabilidad lograble y todo para garantizar crecer la riqueza de los socios e inversionistas y, no es que la creación de riqueza sea algo negativo, solo que la generación continua de abundancia además de ser un concepto mucho más beneficioso, también crea un impacto enorme en lo social y por ende en los entornos donde estas empresas operan.
Ahora, imaginemos que comience a crecer exponencialmente este concepto en el que más y más compañías de todo tipo empiecen a movilizarse hacia la creación de abundancia en donde todos ganen, y luego, visualicemos el inmenso impacto que esto generaría en los entornos donde sucede toda esta magia.
Si ya lo visualizaron, estoy seguro que vieron una sociedad impactada muy positivamente por un crecimiento económico, social y cultural que supera con creces todo esto que hoy tenemos y que promovido por la intención de generar cada vez más riqueza para pocos, deja de lado eso que nos haría un mejor país, donde empresas y empresarios buscando generar abundancia y crecimiento para todos en un entorno social que sería mucho más amable, seguro, divertido y consciente, transforman su manera de pensar y actuar, logrando un entorno socioeconómico ideal, uniendo a las personas de todos los niveles en la búsqueda de un solo propósito.
Ojalá que algún día pululen las empresas con esta consciencia que mezcla exitosamente el bienestar social con el crecimiento económico para todos, ese de la empresa consciente, la “empre-social”.