Es un secreto a voces, que las redes sociales han sido uno de los mayores aceleradores en la afectación de la salud mental de las personas. Ver a otros obtener éxito, una familia feliz, viajes y otra información nos puede hacer sentir ansiedad, tristeza u otras emociones que, a la larga, afectarán nuestro bienestar.
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Claramente, el cuchillo por sí solo no es malo, es malo si se usa para actos que no son correctos. Aplicando esto a las redes sociales, las mismas son un canal para conectarnos, pero si lo usamos indebidamente o canalizamos la información que allí vemos de manera negativa, claramente puede afectar nuestra salud mental.
Sin embargo, quienes generamos contenido también somos responsables. ¿Qué comunicamos? ¿Cómo nos comunicamos? ¿A quién le hablamos? Puede generar que el receptor del mensaje, lo use indebidamente y pueda generar una afectación en la salud mental.
Hace poco fui papá. Mi esposa y yo trabajamos durante todo el embarazo en ese “plan de parto”, en el cual definimos que queríamos (en la medida de lo posible) un parto respetado. Y, la verdad, todo salió muy bien. Estuvimos muy bien acompañados. Sin embargo, me ha llamado mucho la atención la “ansiedad” que se genera en muchas familias a la hora de analizar si tuvieron o no un parto respetado. Más cuando se sabe que algunos padres sufren depresión posparto.
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Por mi nuevo rol de papá, empecé a seguir a muchas personas que generan contenido sobre partos. La verdad, me ha sorprendido mucho la forma en comunicar, ya que el mensaje que se empieza a ver con, algunas excepciones, ha sido de “descalificar” algunos partos. Esto me puso a pensar y a tener las siguientes reflexiones:
Cada familia tiene su propio proceso y parto. Puede ser el parto respetado, sin que se sigan estándares. Lo importante es que se respete la voluntad de la familia.
Es muy importante ser cuidadoso con lo que se comunica, ya que la información puede llegar a papás que no la estén pasando bien o estén pasando por una depresión.
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Los papás que están esperando bebés, van a tener una expectativas que pueden ser difíciles de controlar. Eso puede implicar procesos duros entre la pareja y afectarla para lo que se viene.
Mejor dicho, mi mensaje y aprendizaje después del parto es: mucho cuidado con la información que damos y la que recibimos. Utilizar mal esa información puede desembocar en una afectación fuerte en la salud mental de los papas. Cuidémonos y cuidemos a los otros. No generemos falsas expectativas ni seamos tan tajantes con la información.