Se nos ha vuelto paisaje referirnos a las nuevas generaciones como “generaciones de cristal”, especialmente a la Generación Z o Centennials. Se ha construido el imaginario de que somos una generación envuelta en un mar de sensibilidades e incapacidades para enfrentar la vida adulta.
Lea más columnas de Samuel Espinal Arango aquí >>
En el mundo laboral se habla constantemente de lo difícil que resulta liderar equipos de estas generaciones por su aparente falta de compromiso y conexión con las compañías, así como por el nivel de exigencia que buscan o exigen. Sin embargo, como todo en la vida, siempre hay dos caras de la misma moneda. Es innegable que la Generación Z es una generación que está utilizando su sensibilidad para cambiar el mundo en el que vive, desde derrocar dictaduras y liderar la agenda de cambio climático, hasta garantizar los derechos de los menos favorecidos.
El 5 de agosto, el video de la Primera Ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, huyendo en un avión militar de Dhaka, y dimitiendo del gobierno, le dio la vuelta al mundo. Sepultando 15 años en el poder y cambiando la historia del país, este suceso fue posible gracias a un movimiento estudiantil que, contra todo pronóstico, logró movilizar multitudinarias marchas en contra de políticas y políticos que mantenían al país en una grave crisis.
A diferencia de sus antecesores, esta generación ha sido la más activa alzar su voz frente a problemáticas globales, como la agenda del cambio climático. Según el Foro Económico Mundial, los Centennials no solo están preocupados por la sostenibilidad, sino que están comenzando a influir en los demás para que sientan lo mismo. Esta generación, consciente de que será la más afectada por la crisis climática, ha decidido emprender una campaña crítica y efectiva contra gobiernos, organizaciones y empresas que juegan un papel protagónico en el deterioro del ecosistema.
Le puede interesar: La hora de la democracia
De las redes a las calles, así ha sido el comportamiento de la Generación Z. Aunque muchos piensan que esta generación solo se queja en redes sociales, lo cierto es que su dominio de estas plataformas ha sido clave para visibilizar, agrupar y conectar causas, llevándolas a las calles con gritos de protesta. Este es el caso en países como Venezuela, donde la juventud ha vuelto a las calles para luchar por el cambio, y en Perú, donde la agenda anti-cambio climático ha llegado a las empresas, impulsada por la presión de los jóvenes.
Más allá de su activismo, la Gen Z también está redefiniendo la manera en que las sociedades abordan la justicia social. Su enfoque en la equidad y los derechos humanos ha generado un cambio profundo en las prioridades tanto a nivel individual como colectivo. A través de movimientos como Black Lives Matter, la lucha por los derechos LGBTQ+ y la defensa de los pueblos indígenas, esta generación está demostrando que su visión del futuro es inclusiva y comprometida con la justicia para todos. Su capacidad para movilizarse y crear un impacto tangible es un testimonio de su determinación para no conformarse con el status quo, sino para transformar la realidad.
Únase aquí a nuestro canal de WhatsApp y reciba toda la información de El Poblado y Medellín >>