Hace unos días leí una frase que decía que Dios no solo había creado todo lo que vemos, sino que su creación sigue a través de nosotros. Sin meterme en temas de religiones, me parece fascinante pensar que es a través de nosotros que se continúa la expansión del Universo. Yo creo que los deseos que nacen dentro de cada persona son esa creación queriendo expresarse. Y al observar el rol del deseo en mi vida y la de mis clientes, sé que es desde el deseo donde todo comienza.
Nada de lo que existe hoy, creado por los seres humanos, existió sin que antes naciera el deseo dentro de una persona. Las tecnologías más avanzadas, las obras de arte más hermosas, los edificios más altos, todos antes de existir físicamente nacieron como un deseo en la mente y el corazón de una persona.
Leí una estadística que dice que solo una en mil personas sabe lo que desea y esto lo he podido comprobar en mi experiencia de trabajo. He observado que la mayoría de personas con las que hablo no saben lo que desean. Si somos uno de los medios a través de los cuales se continúa la creación del universo, ¿por qué no sabemos lo que deseamos?
He observado que hay tres preguntas que nos hacemos que acaban con nuestra capacidad de desear, de soñar:
1. ¿Y si no lo alcanzo? Aceptar que tenemos un sueño, ponerlo en un papel o compartirlo con alguien es muy vulnerable. Cada que nos damos permiso a que un deseo exista estamos corriendo el riesgo de que no se cumpla y todo nuestro ser quiere protegernos de sentir dolor. Esto hace que nos bloqueemos, que no saquemos el tiempo para desear y en últimas que no sepamos lo que deseamos.
2. ¿Cómo lo voy a alcanzar? Es natural que cuando tenemos un deseo inmediatamente nos preguntemos cómo lo vamos a hacer realidad. El problema con esta pregunta es que todavía no lo sabemos. Desear es diferente de planear o ejecutar. Desear es simplemente darnos la libertad de escuchar a nuestro corazón.
3. ¿Qué van a pensar los demás? Cuando pensamos en cómo otros, nuestros familiares y amigos, nos van a juzgar, apagamos el deseo. Nadie puede decir si nuestro deseo es válido o no, pues es nuestro y no de ellos.
¿Entonces qué hacemos para cultivar nuestra capacidad de desear?
Lo primero es darte el permiso de soñar. Crea un espacio donde puedas conectarte contigo mismo. Durante ese tiempo, escribe o recorta imágenes que representen lo que deseas. Si aparece una de las preguntas anteriores, simplemente recuerda que no es el momento para contestarla.
Lo segundo: consigue un compañero de sueños. Una persona con la que puedas compartir tranquilamente y cuya respuesta solo va a ser celebrar tus deseos y soñar contigo. Y que cuando aparezca el miedo o te hagas las preguntas anteriores, te recuerde que por ahora solo vas a desear.
El deseo es donde todo comienza. El deseo es la creación queriendo expresarse a través de ti, es como el universo continúa su expansión.
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