A Dios rogando… y el ambiente cuidando | |||
El tiempo corre. Ya nos acercamos a las primeras vacaciones de 2007, una época en que se mezclan las prácticas religiosas y el turismo. Un momento para pensar en la naturaleza y la necesidad cada vez más apremiante de cuidarla para conservar nuestro hogar común, la Tierra. | |||
¿Qué podemos hacer para cambiar ciertos hábitos que afectan a los seres vivos? ¿Cómo podemos liberar al loro orejiamarillo y a la Palma de Cera del peligro de extinción en que se encuentran? Cuánto ayuda a la conservación de la palma una campaña de la Iglesia desde los púlpitos con el fin de evitar el comercio sus cogollos en el Domingo de Ramos, una costumbre que no tiene un origen religioso y parece legitimarse en la ceremonia de bendición de los ramos. ¿Cuántas palmas se destruyen cada año a causa de ella? Debemos reconocer el apoyo de la Conferencia Episcopal de Colombia, las organizaciones gubernamentales como el Ministerio de Medio Ambiente y las corporaciones regionales, y las no gubernamentales como la SAO y Proaves, entre otras, para promover su conservación. Unámonos a la campaña “Reconcíliate con la Naturaleza”, para proteger las especies en peligro. Tengamos en cuenta, no es parte de la celebración, solo una actividad comercial. Al arrancarle los cogollos la palma se seca y muere, y con ella desaparecen el hábitat y el alimento del loro orejiamaillo. Recordemos la Ley 61 de 1985: “Palma de Cera (Ceroxylon quindiense), Árbol Nacional y símbolo patrio. El Estado debe protegerla en Parques Nacionales o Santuarios de Flora. Se prohibe su tala y el incumplimiento de ésta acarrea sanción penal”. - Publicidad -
Dejemos el loro y la palma y pasemos a las vacaciones. Vuelven los paseos por carretera y el tráfico de fauna silvestre se multiplica. Cuántos padres de familia satisfacen de forma irresponsable el capricho de sus hijos comprándoles un ser vivo sacado de su hábitat, separado de su familia, maltratado, sometido a una dieta diferente y privado de su libertad. Son cómplices, como consumidores, del tráfico de vida silvestre, una actividad que ha alcanzado el segundo lugar en el mundo entre los comercios ilegales, luego del narcotráfico, superando incluso al tráfico ilegal de armas. Cada año sus ventas superan los 20 mil millones de dólares. * Director editorial, Agenda del Mar | |||
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A Dios rogando… y el ambiente cuidando
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