Los artistas de las vanguardias del siglo 20 lucharon con mucha fuerza para reivindicar la autonomía de la obra de arte. Un arte que no estaba al servicio de la religión, ni de las ideologías políticas, ni de los poderes económicos, encontró que solo podía estar al servicio de sí mismo. Arte por el arte; arte como análisis de las condiciones propias de la obra: estructura, composición, relaciones formales.
Este tipo de estética llega a su más plena manifestación con los movimientos del Minimalismo y de la Nueva Pintura (o Abstracción Postpictórica) en la década de 1960 y Frank Stella va a ser uno de sus más radicales defensores. Con poco más de veinte años se atreve a afirmar que un cuadro es solamente una superficie plana con pintura sobre ella y nada más. Por tanto, ese cuadro “postpictórico” ofrece solo elementos formales y no tiene sentido avanzar en la interpretación de contenidos: un cuadro es solo lo que se ve en él.
Doble desmodulador gris, 1968, realizada por Frank Stella:
• Es una pintura de gran formato, de 176 por 351 centímetros, lo que equivale a dos cuadrados exactos de 176 centímetros de lado, con un centímetro compartido en el costado común.
• Stella abandona la tradicional estructura rectangular del cuadro y hace que el formato responda a las formas que hay en la pintura. Aquí, aparentemente, esa idea no se aplica porque esta pintura sigue siendo rectangular. Pero cuando miramos lo que aparece sobre la tela y analizamos sus proporciones, entendemos que esta forma rectangular tiene aquella estructura especial de dos cuadrados exactamente iguales que comparten un centímetro en su lado común.
• Tiene en cada uno de los dos cuadrados doce cuadrados concéntricos, separados siempre por una línea blanca de un centímetro de ancho (al encontrarse en el lado común los dos cuadrados mayores se elimina una de las líneas blancas y por eso las proporciones resultan perfectas).
• El efecto de la parte derecha del cuadro es el contrario que produce la izquierda. Con esa especie de juego óptico tenemos la sensación de que a la izquierda se enrollan los cuadrados concéntricos y a la derecha se desenrollan; o, mejor quizá, que estamos ante una especie de pulsación porque el proceso no es plano sino esférico: lo que está en el centro pasa al borde externo, y eso de manera continua y repetida a medida que dirigimos la mirada de un lado a otro.
• De lo anterior también surge el título de la pintura: son como los dos extremos de una comunicación radial: el emisor modula y el receptor desmodula el mensaje.
Podría creerse que este tipo de arte no tiene nada que decir. Sin embargo, este es un momento fundamental: cuando el arte entendió que no estaba al servicio del poder, pudo comprender también que podía poner su creatividad para impulsarnos a pensar y a expandir nuestra capacidad perceptiva, tanto en el ámbito privado como en el espacio social.