/ Carolina Zuleta
La mayoría de personas abusan o subutilizan su poder, en parte, porque tienen creencias equivocadas acerca de lo que es. Según la Real Academia Española, poder es tener expedita la facultad o potencia de hacer algo. Es nuestra habilidad de hacer algo. Desde el momento que nacemos tenemos poder personal. Piensa en un bebé, con tan sólo un llanto o un grito, influye sobre todos los que están a su alrededor.
Sin embargo, muchas personas creen que las circunstancias tienen poder sobre ellas, en vez de reconocer que ellas tienen poder sobre las circunstancias. Esta manera de pensar es conocida como mentalidad de víctima.
El Dr. Stephen Karpman estudió el fenómeno de la mentalidad de víctima y desarrolló el modelo llamado Triángulo Dramático. En este modelo hay tres posiciones que todos tomamos de vez en cuando. 1.Víctima: la persona que se siente abusada o que siempre sufre, la podemos reconocer porque dice cosas como: “No es mi culpa”, “¿Por qué me pasa esto siempre?”, “No hay nada que yo pueda hacer”. 2. Perseguidor: persona que persigue o traumatiza a la víctima, lo podemos reconocer porque dice cosas como: “Es tu culpa” o “Yo siempre hago todo aquí”. 3. Rescatador: persona que rescata a la víctima, lo reconocemos porque dice cosas como: “Déjame te soluciono el problema”, “No peleen” o “no peleemos”.
La Dra. Judith Wright dice: “Cada vez que elegimos tener mentalidad de víctima, elegimos perder nuestro poder personal. Cada vez que justificamos nuestras acciones, culpamos a otros o nos sentimos avergonzados de nosotros mismos, podemos garantizar que nos hemos quedado sin poder personal. Sólo lo recuperamos cuando tomamos responsabilidad para cambiar las circunstancias o para cambiar nuestra respuesta a esas circunstancias”. La mentalidad de víctima es una ilusión, es algo que no es verdad pues siempre tenemos poder personal, sin embargo, es algo que todos los humanos, sin excepción, elegimos casi todos los días.
Si quieres recuperar tu poder personal y salirte de la mentalidad de víctima, sigue estos tres pasos:
1. Toma consciencia. El primer paso es reconocer que estás teniendo una mentalidad de víctima.
2. Reflexiona. ¿Cuál de las tres posiciones estás tomando en el Triángulo Dramático?
3. Toma responsabilidad. No seas víctima, sé un creador. Di cosas como: “Voy a tomar responsabilidad por esta parte que me pertenece”, “Sé que yo soy parte de lo que está sucediendo”, “Esto es lo que voy a hacer”. No seas perseguidor, sé un desafiador. Di cosas como: “Creo que puedes hacer las cosas de una mejor manera”, “ Regresa cuando tengas una solución”. No seas rescatador, sé un coach. Di cosas como: “¿Qué otras opciones ves?”, “¿Qué es lo que realmente deseas?”.
Recuerda que el poder personal es tu habilidad y sólo lo pierdes cuando crees que no lo tienes.
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