Esta fundación cuida a 135 perros abandonados, encontrados en distintos puntos de Colombia. En este aniversario, quieren compartir su historia con la gente de Antioquia con la ilusión de encontrar apoyo para su causa
Aquel día, Daniela Díaz iba para una clase de Derecho, en la Universidad Militar. El camino tuvo un giro inesperado: vio a un perrito solo, en la estación. La gente iba y venía. Y él seguía ahí. Después de entender que no tenía dueño, y era invisible casi para la mayoría, se acercó a él y su pregunta sobre llevarlo o no, fue confirmada: él se acercó a ella, y Daniela lo empacó en su bolso, entre el resto de cosas. Al terminar las clases del día, se lo llevó a su casa, y ahí confirmó algo que ya intuía: el poder que tiene cada uno de cambiar la vida de los animales, seres que sienten, y no tienen la capacidad de cambiar su destino, en la mayoría de situaciones.
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A ese primer caso, le siguió una perrita que estaba lastimada y era usada en peleas clandestinas. Aunque no sobrevivió, por el poder de las heridas, se convirtió en su inicio en el camino de los rescates.
A su boda y a una enfermedad posterior que la dejó sin caminar, siguió la llegada de Maní, un perrito que le ayudó en su recuperación, y le mostró la fuerza de las mascotas, en procesos de curación.
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“Colitas Felices”: la misión
Al terminar su recuperación y ver la presencia de Maní, Daniela habló con Jeyson, su esposo, para definir el futuro. Ambos decidieron que a partir de ese momento, ella se dedicaría al cuidado y rescate de animales; así fue como Colitas Felices nació en el año 2020.
Daniela cuenta que hace un año alquilaron una finca que adaptaron para los animales rescatados. Hoy viven en Subia, un lugar cercano a Bogotá, en el que cada perrito tiene un espacio amplio, la posibilidad de jugar con otros y tener una vida tranquila. Aquí caben todos: no importa la edad o la condición de su cuerpo. Actualmente viven allí cachorros, jóvenes, o animales tan mayores que ya no ven o caminan con lentitud.
Daniela Díaz reconoce que este camino no ha sido fácil: al igual que el resto de las fundaciones, no cuenta con apoyo de las autoridades y su labor es posible gracias a voluntarios que la acompañan con visitas para bañar los perritos o realizan aportes en dinero que le permiten cubrir todos los gastos: al menos, 10 millones mensuales. Victoria Cruz, una mujer que vive fuera de Colombia es una de las personas que más la apoya en esta tarea de sobrevivir, mes a mes.También cuenta con dos voluntarios que se encargan de las adopciones.
En busca de apoyo, para poder seguir
Actualmente y además de voluntarios o personas que puedan realizar cualquier aporte, Daniela Díaz busca contactos en empresas que puedan contribuir con alimento para los perros. Cuenta que en lugar de concentrado, y después de asesorías e investigaciones, los perros que cuida se alimentan con frutas y verduras. Una tendencia que actualmente se conoce como “barf”, en el mundo animal.
Además de soñar con que la fundación sea autosostenible y tenga un lugar propio (actualmente paga alquiler), quisiera llegar a muchas regiones de Colombia para esterilizar animales y cuidar a aquellos que son invisibles, aún, para las autoridades. Explica que a pesar de la Ley 2054 del 2020 que obliga a las autoridades a crear centros de bienestar animal, muchos municipios no se encargan de esto todavía y esa tarea queda en manos de las personas que de forma voluntaria se interesan por ellos.
Sobre la pregunta ¿por qué ayudar a animales abandonados, en un mundo con tantas necesidades?, responde con claridad: “toda vida es valiosa. Los animales no pueden valerse por ellos mismos y solo dependen de nosotros. La mayoría de las desgracias que les pasan, dependen de los seres humanos, por eso es tan importante que los cuidemos”.
La ayuda de las personas y su deseo de respetar los animales y entender su situación, la anima y le ayuda a seguir con Colitas Felices. También ver el ejemplo que regiones como Antioquia y ciudades como Medellín dan a otros, con el cuidado, la voluntad y las acciones.