Estudió política, música y es un científico social que ha viajado a más de 145 ciudades del mundo, en la última década. Profesor de la Universidad de Harvard, y autor del libro “Ama a tus enemigos,” visitó Medellín.
Conversamos con él
Aunque lleve varias horas de trabajo y de conversación en el cuerpo, llega con la elegancia intacta, con su sonrisa generosa y el deseo de responder algunas preguntas. Aunque nadie es inmune al cansancio o a las distracciones infinitas del ambiente, su espíritu está movido, principalmente, por un tema del que habla la humanidad desde hace milenios, y que al mismo tiempo no ha logrado aplicar porque se requiere esfuerzo y mucha práctica: el amor.
En un mundo académico que valora el escepticismo y suele ver con rareza lo intangible,se mueve este hombre que habla de Dios, reconoce las enseñanzas de los líderes espirituales, y lograr unir saberes, en lugar de crear división.
Por eso, en la misma fracción de tiempo o en el espacio invisible de una misma pregunta, relaciona conceptos como neurociencias, las emociones o las posibilidades existentes dentro de cada ser humano.
En su paso por Medellín y bajo el liderazgo de Comfama, pudo reunirse a hablar con personas de orientaciones distintas y hablar de un libro suyo que ha vendido miles de ejemplares y con un título que llama la atención en una sociedad guiada tantas veces por el instinto, en un país en época electoral, y en una ciudad donde sentimientos como la rabia o el deseo de mentir para lograr un deseo pueden llegar a ser más fuertes que la paz anterior o la bondad.
¿Por qué decidió escribir “Ama a tus enemigos”?
Estamos en un período de crisis y polarización y quería hacer algo para mejorar la situación. Yo soy un científico social; la felicidad y el amor son lo mío, los temas que estudio. Me sentí obligado a usar mis estudios y enfocarme en un problema de mi país y de otros lugares del mundo. Lo escribí, sabiendo que no iba a tener un efecto monumental. Quería empezar un movimiento que tal vez tarde una década en mostrar efectos, igual alguien tiene que empezar. Quise enfocarme en el amor que cada uno debe tener hacia el otro. El odio es un combustible que actúa y tiene efectos inmediatos porque entre otras cosas, está motivado por sustancias como la dopamina. El amor va más despacio, y al mismo tiempo puede dar lugar a un movimiento que dure décadas y décadas.
¿Por qué hablar del amor, un tema del que ya han hablado tanto las religiones, Jesús, y tantas personas, a través del tiempo?
Somos imperfectos. Ojalá fuera más fácil. Somos seres que sabemos lo que tenemos que hacer y aún así, no lo hacemos. Necesitamos maestros y líderes que nos recuerden lo que tenemos que hacer. La diferencia entre Jesús y los grandes filósofos y líderes, está en que él dijo “hay que amar a los enemigos”. Y eso es muy diferente, profundo y subversivo. Como humanos tenemos muchos problemas ahora y también muchas posibilidades. Él cambió la historia de la civilización cuando dijo que además de amar a los amigos y la familia hay que amar especialmente, a esos con los que no nos llevamos tan bien: enemigos.
¿Podríamos decir que la ausencia de amor que causa tantos problemas sociales es un exceso de razón?
Yo diría que somos demasiado límbicos, lo digo, con relación al sistema límbico del cerebro que está relacionado con las emociones y el comportamiento. Muchas personas actúan con ese cerebro límbico que reacciona, y no con su cerebro ejecutivo. No creo que los problemas se deban a una falta de corazón sino a un exceso de uso del sistema límbico que ocasiona que actuemos así, sin saber usar bien nuestras emociones.
¿La falta de armonía en el mundo se debe a la ignorancia para saber conducir bien nuestras emociones?
Tenemos problemas, guerras y conflictos. Cuando sabemos usar nuestras emociones somos capaces de milagros y hacer cosas increíbles como construir civilizaciones, amar a nuestros enemigos y tener desacuerdos. Para eso, tenemos que ser humanos de verdad y no actuar como actúan los animales.
¿Qué líder mundial considera que es ejemplo, actualmente, en el manejo de las emociones?
El Dalai Lama y el Papa Francisco y otros más, son ejemplo porque se dedican a estar vivos plenamente, a ser humanos de verdad. Muchas gente los desacredita porque no son intelectuales, y son más humanos que muchos otros. Ven con el alma, con el corazón, y saben usar bien su cerebro. Estas capacidades no se ven tanto entre los presidentes de muchos países actualmente; ahora vemos una tendencia al populismo y este es un fenómeno límbico que divide a las personas en malas y en buenas; esto es una dicotomía falsa. Y un ejemplo de que no estás usando el cerebro entero.
Usted estudió temas tan distintos como música y economía. ¿En qué se complementan estos saberes?
Ellos me permiten usar bien mi cerebro y mi creatividad. Cuando yo era músico, me llamaba mucho la atención Johann Sebastian Bach. Antes de morir le preguntaron por qué había escogido la música y no otro tema, y contestó que este le permitía refrescar el alma y dar gloria a Dios. En ese momento, pensé: ¿puedo hacer algo parecido?. A partir de ahí hice algunos cambios para dirigir mis esfuerzos para ser una persona mejor y ayudar a las personas, a esos hermanos y hermanas que están más allá o aquí. Bach ha hecho que me vuelva científico.
¿Qué enseñan las religiones, ahora, en este mundo donde muchas personas han dejado de creer en ellas o en el que muchos se enfocan principalmente en los temas materiales?
Me especializo en la felicidad y para ser infeliz hay que buscar estas cosas, principalmente: el dinero, el poder, el placer y la fama. Esto hace parte del materialismo y mucha gente lo hace porque el cerebro te miente. También lo hace la sociedad cuando te dice que al tener determinado automóvil, vas a ser feliz: todo esto es mentira. Por eso es importante cambiar estos cuatro ídolos y hábitos por estos que valen la pena: la familia, la fe, la amistad y el trabajo. Este último te permite servir a los demás. Estas enseñanzas vienen de la religión y son importantes porque por ejemplo, el dinero nunca te traerá la satisfacción absoluta. Con el amor y servir a los demás sí es posible llegar a ellas. Los secretos de la vida vienen de las religiones y las enseñanzas espirituales. La ciencia explica mucho, pero no te enseña todo eso que ellas pueden transmitir.
¿Qué le ha llamado la atención de Colombia, en esta visita?
El progreso. Se que muchos suelen decir que este país va mal, y esto es normal porque viven dentro de él, y es difícil ver el progreso cuando estás dentro. Hace treinta años no venía a Colombia, y en esa primera vez, era otro país. Ahora hay más democracia y prosperidad. Se que hay problemas delicados, pero no podemos decir que sea un país pobre; sí hay personas pobres, pero no podemos definir al país como tal.
¿Qué sugerencia o consejo le podría dar a las personas que trabajan con la educación y tienen la posibilidad de inspirar a otros y generar cambios?
Yo diría que no hay que especializarse exclusivamente en la ciencia. También hay que leer filosofía, teología, acercarse al arte. Para ser una persona con perspectiva mundial hay que estar en contacto con todo lo bueno, en todos los ámbitos.
¿En qué quiere dedicar sus esfuerzos, en este tiempo, de ahora en adelante?
En febrero publiqué un libro nuevo “From strength to strength” (traducido al español como “De fuerza a fuerza”) relacionado con la posibilidad de tener más felicidad. Ahí cuento lo que es necesario hacer para tener más felicidad ahora, y en el futuro. Mis investigaciones y mi libro nuevo están enfocados en eso. Me quiero dedicar a la felicidad y al amor por el resto de mi vida.