Adiós a Angela Restrepo, maestra de la microbiología

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Con agradecimiento y nostalgia, varias instituciones académicas en Antioquia, y en Colombia recibieron la noticia de la partida de Angela Restrepo, una de las científicas colombianas más destacadas en la historia de Colombia. Esta mujer que en oportunidades variadas manifestó su entusiasmo por el conocimiento y las razones ocultas de las cosas, falleció a la edad de 90 años después una carrera académica en Colombia, y fuera de ella. 

Fue la única mujer que perteneció a la primera Misión de Sabios, un grupo de expertos colombianos conformada por Gabriel García Márquez, Rodoldo Llinás, entre otros, que entre 1993 y 1994 se dedicó a analizar las condiciones de Colombia con el fin de lograr un desarrollo en el área del conocimiento y de su aplicación.  Gabriel En una foto donde se registra a los asistentes es posible verla en la fila superior, con su vestido azul. 

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Ganas y preguntas

Angela Restrepo nació en Medellín el 28 de octubre de 1931. Recibió el título de Tecnóloga en Laboratorio, en el Colegio Mayor de Antioquia donde estudió. Posteriormente viajó a la Universidad de Tulane, en New Orleans, en Estados Unidos. Allí realizó una maestría y un doctorado en Ciencias. 

Su conocimiento y amor por su divulgación entre los estudiantes hizo que universidades como la Nacional de Colombia, la Universidad de Antioquia y la Pontificia Bolivariana le entregaran, en el pasado, grados Honoris Causa. 

Su curiosidad y rigor la convirtieron en una experta internacional en el estudio del Hongo Paracoccidiodes brasiliensis. Asimismo, realizó hallazgos para el diagnóstico de micosis humanas (infecciones producidas por hongos diminutos).

A propósito de su partida, la Universidad de los Niños de Eafit compartió información revelada previamente por ella: “cuando terminé el bachillerato no había dónde estudiar microbiología, en Colombia. Era medicina o nada, y como era hija única, mis padres se negaron rotundamente. La familia decía: ‘eso es muy brusco para una mujer. Sin embargo, yo era muy ‘cabecidura’ y los bichos estaban metidos en mi mente”.

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También agregó, en esa conversación: (…) “todo depende de lo que le quieras poner: de los ánimos, del interés, de la capacidad de juntar una cosa con la otra para armar un proyecto, para formular una pregunta. La pregunta es el motor que mueve todo: por qué. Y pensar que con la capacidad que tiene el ser humano es posible llegar a una respuesta”.

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