/ Juan Carlos Vélez Uribe
Definitivamente el desarrollo económico y social que han alcanzado los países que hoy denominamos del primer mundo o industrializados, se ha logrado como producto de un gran esfuerzo para educar a su sociedad.
No queda la menor duda de que países con baja disponibilidad de recursos naturales, como Alemania, Japón, Inglaterra o Suecia, hoy son sociedades altamente desarrolladas que cuentan con una gran equidad social. No siempre ser ricos y disponer de recursos naturales es el camino para que los países puedan superar la pobreza y el subdesarrollo. De ser así, países como Nigeria, Indonesia, Libia y hasta el mismo Brasil serían desarrollados. Por eso, invertir en educación sigue siendo la única alternativa para lograr una sociedad justa, con equidad y con altos estándares de vida.
De ahí que seamos amigos de que en Medellín la educación siga siendo un propósito de todos, que poco a poco nos vayamos convenciendo de que lo que invirtamos en preparar y capacitar a los jóvenes de hoy, redundará necesariamente en garantizarles un mejor futuro. Con educación lograremos, además, que la capital de Antioquia mejore su plataforma competitiva, ofreciendo mejores y mayores oportunidades de empleo a sus habitantes.
A pesar de los esfuerzos que han realizado algunas administraciones municipales con el apoyo de varios mandatarios nacionales para mejorar las condiciones de educación de la ciudad, aún no hemos logrado ubicarnos en el nivel que todos quisiéramos. Varios colegios modernos se han construido. Los megacolegios contribuyen hoy a mejorar la cobertura de la educación en los sectores más deprimidos, e indudablemente los parques-bibliotecas han servido bastante para la formación de nuestros niños y jóvenes; sin embargo, insisto, a pesar de todos esos esfuerzos, todavía no logramos mejorar en lo relacionado con la calidad de la educación.
En lo que tiene que ver con esta, creo que últimamente en la ciudad se ha invertido mucho más en ladrillos que en mejorar el conocimiento de nuestros niños y jóvenes. Corroboran esta afirmación los lamentables resultados obtenidos por los estudiantes de la ciudad en las pruebas Pisa y Saber 11. En el caso de las pruebas Pisa, en Medellín el 45 por ciento de los estudiantes estuvo por debajo del promedio en Lenguaje, en Ciencias un 48 por ciento y, más delicado aún, en Matemáticas, un 67 por ciento.
A ello hay que sumarle que la plena cobertura aún no se logra, pues tenemos 15.600 jóvenes entre los 15 y 16 años por fuera del sistema; además, en 2012 desertaron 11.807 estudiantes de los colegios oficiales; tampoco se alcanza la cobertura plena en la alimentación escolar y la jornada única escolar nada que se inicia, a pesar de existir hoy en Medellín más de 20 instituciones educativas donde se podría implementar. Jornada única es diferente a jornada complementaria, que hoy es un programa con apenas 36.584 beneficiarios, menos del 10 por ciento de los alumnos de los colegios oficiales de la ciudad.
Todavía hay mucho por hacer en materia de educación; no vamos tan bien como muchos creen. De ahí que la jornada única se haya convertido en un requerimiento urgente para solucionar la crisis de la calidad de la educación en la ciudad, así como la plena cobertura de restaurantes escolares y otros programas más.
Para terminar, me permito citar lo que al respecto dice el informe de Medellín como Vamos: “La conclusión más importante para el país en su conjunto, que también aplica para Medellín, es que los desempeños de los estudiantes colombianos son insuficientes para enfrentar los retos que exigen las sociedades modernas…”.
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