/ Carolina Zuleta
Todos tenemos una historia de por qué nuestra vida es como es. En esa historia explicamos cómo nuestra familia influyó en nosotros o cómo cierto evento nos marcó para siempre. Cuando nuestra historia nos frena de vivir la vida que soñamos, es porque nos ha generado impotencia aprendida.
La impotencia aprendida fue determinada por primera vez por los sicólogos Martin Seligman y Steven F. Maier y se refiere a cuando una persona que ha tenido varios fracasos en algo, para de intentarlo. Por ejemplo, cuando un niño que ha sacado varias notas malas en sus exámenes de matemáticas decide que no es bueno para esta, y la siguiente vez que le hablan de números no hace ni siquiera el esfuerzo por entenderlos.
Si hoy sientes que no es posible aquello que deseas, puede ser que tengas impotencia aprendida. Según Seligman, la “historia” que contamos de nuestra vida puede generar impotencia aprendida si contiene estas tres P:
1. Permanente: en tu historia dices que el problema que estás teniendo es permanente y que no puedes cambiarlo. Por ejemplo, cuando decimos “ya lo he intentado todo”, “no hay nada que hacer” o “yo soy así, y punto”.
2. Propaga: en tu historia explicas cómo este problema se ha propagado, es decir, ha afectado muchas otras áreas de tu vida. Por ejemplo, “como soy gordo, entonces no puedo conseguir una pareja y además en el trabajo no me van a ascender”.
3. Personal: tu historia es sobre quién eres y no sobre lo que pasó. Por ejemplo, la historia es personal cuando dices “soy gordo” en vez de decir “he subido de peso” o cuando dices “soy bruto” en vez de decir “me fue mal en el trabajo”.
Lo importante de toda esta investigación es que también descubrieron que existe optimismo aprendido. Es decir, que podemos cambiar la historia para que nos ayude a construir la vida que deseamos. Haz que tu historia sea:
1. Temporal: si notas que estás contando el problema como permanente, recuerda que todo en este mundo está en constante movimiento, que no importa la situación que estés viviendo hoy, mañana puede cambiar.
2. Limitada: si estás hablando de que el problema está afectando otras áreas de tu vida, cambia tu historia y limita el problema a solo ese problema. El hecho de que te hayas engordado no significa que ya no puedas tener una pareja o volver a ser exitoso.
3. Personal: haz que tu historia sea personal, pero no por las dificultades sino por la fortaleza que vive en ti. Tú eres más que cualquier dificultad que tengas, tú eres más que tu dinero, tu cuerpo o las relaciones con otras personas.
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