/ Carolina Zuleta
¿Alguna vez has intentado cambiar un comportamiento, por ejemplo, comer saludable, meditar o escribir?
Si alguna vez has intentado hacer un cambio significativo en tu vida, sabes lo difícil que puede ser. La mayoría de personas sabemos qué es lo que tenemos que hacer para alcanzar nuestra meta, pero muchas veces nos autosaboteamos en el camino a alcanzarla -comemos lo que dijimos que no íbamos a comer o procrastinamos por años-.
Cada vez que decidimos cambiar nos vemos enfrentados a la resistencia, una fuerza que nos empuja a quedarnos donde estamos y a no progresar. La resistencia aparece a través de pensamientos o sensaciones físicas. Algunas de esas excusas son prácticas: “estoy cansado”, “mañana empiezo”, y otras son profundas “yo no sirvo para esto”, “nunca lo voy a lograr”. Estas ideas aparecen porque le damos permiso a nuestra mente de pensar en otra alternativa.
La clave para lograr lo que deseamos es manejar la resistencia. Una manera de hacerlo es teniendo una mentalidad de profesional. Piensa en algo que haces todos los días, como ir al trabajo, y hazte estas preguntas:
• ¿Cuando te sientes un poco mal o estás cansado, lo haces?
•¿Cuándo estás de mal humor o pasaste una mala noche, lo haces?
Lo más probable es que hayas respondido sí a todas estas preguntas. ¿Por qué? Porque eres un profesional para trabajar, vas al trabajo todos los días porque no te has permitido tener otra alternativa, te comprometiste con tu empresa y allá estás todos los días. Esto es a lo que Steven Pressfield, autor de War of Art, se refiere como “mentalidad de profesional”. Un profesional no tiene alternativa, hace lo que tiene que hacer.
Si quieres hacer un cambio en tu vida, enfréntalo con una actitud de profesional. Conviértete en un profesional para comer saludable o escribir el libro que deseas. Cada que aparezca una excusa en tu cabeza para procrastinar, combátela diciéndote a ti mismo que eres un profesional y que así te guste o no, debes hacer lo que te propusiste. Al principio vas a sentir la resistencia, pero con el tiempo el nuevo comportamiento será automático.
Por ejemplo, la primera vez que apliqué este concepto a mi vida fue subiendo las escaleras a mi oficina. Todos los días tenía un debate interno de si tomaba el ascensor o las escaleras. Quería subir las escaleras porque sabía que era la alternativa más saludable, pero siempre tenía una excusa diferente: está haciendo frío, mi cartera está muy pesada. Un día tomé la decisión de ser una “escaladora profesional”. Al principio sentía la resistencia, pero inmediatamente pensaba: “Yo soy una profesional para subir escaleras”, y esto me daba fuerza para hacerlo. Con el tiempo las excusas se desaparecieron y hoy en día ni lo pienso.
Ensáyalo. Elige algo que quieras cambiar en tu vida que no sea lo más difícil. Practica la mentalidad profesional por lo menos por treinta días y observa cómo la resistencia va desapareciendo.
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