El doctor Sandro Gómez Maquet irradia simpatía, sencillez y bondad. Tiene lo que se dice “buena energía”. Es especialista en Nutrición Clínica Enteral y Parenteral de la Universidad Nacional Autónoma de México. Hace diez años atiende como médico nutriólogo. Con él fue el primer Conversatorio de 2013 en el Centro Comercial Santafe Medellín (Cómo alcanzar una alimentación equilibrada y una vida saludable).
El equilibrio en la alimentación empieza con la lactancia, incluso con el embarazo, pues la salud alimenticia de la madre impacta al feto. “En Colombia las mujeres alimentan a sus bebés más o menos durante un mes y medio. La Organización Mundial de la Salud recomienda seis meses.” Pero el doctor Sandro es optimista. “Cada vez hay más conciencia sobre el valor de la lactancia”.
Al crecer, es fundamental no acosar a los niños ni obligarlos a comerse todo lo que se les pone en el plato. “Dejemos que aprendan sabores, que tomen agua, que experimenten”. Es prudente darles alimentos sin preservativos ni saborizantes artificiales. Y no sufrir cuando se niegan a comer: “Si en una casa hay alimentos, un niño no se morirá de hambre. Cuando necesite comer, comerá, pues alimentarse es una acción primitiva del cuerpo humano, indispensable para sobrevivir”. En cambio, debemos acostumbrarlos a comer en horas fijas, un ritual para compartir con alegría y sin castigos ni amenazas.
Una alimentación equilibrada debe ser baja en grasa, baja en azúcar, rica en fibra y con actividad física. ¡Ay, las grasas! Nos encantan los fritos: chorizo, morcilla, la fritanguería entera. Se asimilan rápido y se acumulan en ciertas zonas, adiposidades que nos dañan el genio y nos amargan la vanidad. Mejor comer carnes magras, o sea, sin gorditos, pescado, pollo sin piel. El azúcar no es ni mala ni buena. El exceso, sí. Tendemos a endulzarlo todo, el café, el té, los jugos, que ya de por sí tienen sus edulcorantes naturales. “Ahora bien, la fibra es el hito de la alimentación”. En Colombia, pese a ser un país tropical, comemos pocas frutas y verduras. “La fibra es esencial.” ¡Vivan las frutas! ¡Arriba las verduras! “¿Y qué hacemos con los huevos?”, pregunté, no sin ingenuidad. “Lo grave es el exceso”, me contestó. Y agregó: “Mientras más colores tengan nuestros alimentos en el plato más equilibrada será la dieta. Y dieta es lo que comemos”.
La actividad física es la cuarta clave. Tampoco en exceso: 90 minutos al día. Hacer lo que queremos de veras: caminar, trotar, nadar, ir al gimnasio. “Las medidas perfectas no son 90 – 60 – 90, como las reinas de belleza, sino 30 – 60 – 90”, explicó. “Con 30 minutos de actividad física diaria una persona es no sedentaria. Con 60 minutos mantiene esta condición. Y con 90 minutos será dinámica.”
Hicimos un paréntesis para hablar de las principales enfermedades por una alimentación desequilibrada: diabetes, obesidad, desnutrición. ¿Anorexia y bulimia? “Son trastornos siquiátricos, más allá de la nutriología”. Por último, aseguró que la verdadera clave de una dieta equilibrada es la motivación. “Motivaciones personales, íntimas, auténticas…” Una charla amena e instructiva.
El jueves 21 de febrero, a las 6:30 p.m., estaremos con Judith Duque Camargo, psicóloga y terapeuta en constelaciones familiares. Un tema que hará vibrar nuestra sensibilidad. En Santafé nos vemos.
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