Hablar de Willie Colón es mencionar a una figura que redefinió, para siempre, el sonido de la música latina. Fue el artista más exitoso del imperio de la Fania en su época dorada, y un creador que supo reinventarse una, dos, tres… incontables veces.
Desde los 16 años comprendió que la música ancestral de Puerto Rico ya no respondía a las realidades del Bronx neoyorquino. Entonces, apostó por el poder del trombón para inyectarle a la música la fuerza y la crudeza con la que los inmigrantes latinos sobrevivían en La Gran Manzana.
En su búsqueda de una voz, se cruzó con un joven recién llegado de Puerto Rico que, con altivez, les soltó: “No cantaré con ustedes, están desafinados”. A regañadientes accedió a grabar… y nació una mancuerna irrepetible. Su nombre: Héctor Lavoe. Juntos moldearon buena parte del imaginario y el sonido de la salsa neoyorquina. Cada carátula, cada soneo, cada letra, cada solo, era un manifiesto de su tiempo. ¿Héctor hizo a Willie o Willie hizo a Héctor? Nunca lo sabremos con certeza, pero tal vez no importe. Lo fundamental es que, entre los dos, construyeron una historia que honraba el pasado y se lanzaba al futuro.
Tras la separación, Willie no perdió el rumbo. Reclutó a un joven panameño que traía consigo una visión renovadora: Rubén Blades. Juntos grabaron el disco más vendido en la historia de la salsa y abrieron las puertas a un nuevo sonido: la salsa social. ¿Willie moldeó a Rubén o fue Blades quien definió la nueva sonoridad de la orquesta? Otra polémica sin fin. Lo cierto es que, juntos, volvieron a cambiar las reglas del juego. Y cuando Rubén se fue, Willie volvió a reinventarse.
Por el camino, grabó con Celia Cruz, Ismael Miranda, Sophy, Soledad Bravo y muchos más. Se consolidó como solista con una serie de éxitos que mantuvieron viva la esencia de la salsa brava.
Hoy celebramos 75 años de vida, 60 de ellos dedicados a la música, a la producción, a la creación de un universo sonoro profundamente latino. Supo fusionar el bolero, la música brasileña, el rock, el funk y muchas otras influencias para convertirse en el más importante arquitecto de la salsa desde finales de los años 60.
Tocó y cantó mientras el cuerpo se lo permitió. No ha estado exento de polémicas, enfrentamientos, accidentes que casi le cuestan la vida o episodios como aquel inolvidable concierto en Medellín que terminó con él en la cárcel y el Coliseo destruido. Aun así, su legado permanece intacto.
Cerca de 40 discos, ha participado en 4 películas y 3 novelas, siete veces nominado al Grammy. Siempre ha ido contra las dictaduras latinoamericanas y hasta teniente de policía ha sido en su condado de Westchester. Este año, la música le rinde homenaje a los 75 años del genio de la clave, el malote del trombón, el productor de la salsa dura. Un artista adelantado a su tiempo, cuyas canciones de hace 30, 40 o 50 años siguen sonando frescas, vivas y necesarias.
Salud por William Anthony Colón: ícono indiscutible de la salsa y la música latina.