La obra de Ana Isabel Díez, es una muestra de lo que significa ser artista hoy, en pleno siglo XXI
“Me gusta explorar, descubrir”, dice Ana Isabel Díez cuando habla de su trabajo. Descubrir y ampliar la dimensión de lo descubierto. Fui a hablar con ella en su estudio y lo primero que vi sobre el caballete fue una composición con bidones de plástico que prepara para el Salón Regional. “Naturaleza muerta” es el título. “Me gustan los juegos de palabras y sobre todo la disyuntiva que se plantea entre palabra e imagen. El tema central del Salón es el agua. El papel ambiguo que tienen los recipientes de plástico fue el punto de partida. Investigué y tomé nota. En tiempos de sequía, gente con bidones de plástico espera en filas interminables tras un camión cisterna para recibir agua, su vida depende de esas gotas. En ríos y playas la contaminación con los plásticos es inmanejable. Los precursores y químicos para la minería ilegal y para el narcotráfico vienen en bidones de plástico. Al bodegón se le llama ‘naturaleza muerta’, por esto decidí hacer la reinterpretación del género con recipientes contemporáneos, inertes. De la combinación de imagen y palabra resulta la posibilidad de generar una reflexión”.
Escapa(ra)te: Mixta (estructura en acrílico, zapato, tunas, partes de neceser), 24×30.5×18 cms, 2013
Ana Isabel Díez vive en una constante elaboración de conceptos, de juegos de palabras que evolucionan, se separan o se unen para crear otros nuevos que convierte en pintura, objeto, video o audio. Su proceso de descubrimientos toma forma cuando descubre, a su regreso de España, la luz deslumbrante de los paisajes del trópico. “Siempre hay un juego de imágenes y palabras en mi obra que en ocasiones, trasciende a lo social. En el periodo de los paisajes era inconsciente, pinté paisajes porque nuestra luz es distinta. La luz que se filtra a través del follaje me llevó a testimoniar sobre el país. Tenemos una naturaleza hermosa, exuberante y la desperdiciamos. La debemos preservar, la debemos cuidar”, afirma.
Lugar I. óleo sobre lienzo, 200×140 cms, 2003 |
La elaboración de conceptos a partir de frases, notas, impresiones o palabras sueltas que anota en una libreta que lleva siempre con ella, es un aspecto de su técnica conceptual. En 2010, en un video de su útero que el médico le entregó en CD, descubrió imágenes como paisajes, con valles, montañas, cielos que sugerían el paralelo entre la madre naturaleza y la madre mujer; entre el paisaje interior y el paisaje exterior. Paisaje interior llamó la obra que resultó de ese descubrimiento que, además, abrió su espacio creativo al video y al audio, y la llevó a reflexionar sobre la situación social de la mujer. Con esta obra el trabajo de Ana Isabel entró en una etapa de madurez conceptual, evidente en los proyectos siguientes donde los juegos de palabras y las realizaciones en distintos soportes aparecen.
Cuerpo Territorio, obra posterior a Paisaje interior, mezcla de patrones de costura como representación del cuerpo e imágenes aéreas de la selva, en función de territorio, fue otro paso para llegar a trabajos conceptualmente más complejos. Una muestra de su proceso creativo está en la elaboración del concepto “cama” y su representación como “lecho”, espacio natural, el lecho del río, y el espacio social, el lugar donde se yace. “Para representarlos en la misma obra, hice un montaje de pinturas con vistas aéreas de la selva del Pacífico combinadas con cuadros dorados para significar la minería ilegal del oro. También hice un video, sin fin, de una fuente de agua que no se detiene hasta que cae una pepa de oro y regresa al comienzo. Hice esculturas de camas pequeñas con un lingote dorado como colchón, que fueron la representación del “lecho” y también hice un libro. En esta obra están considerados todos los ángulos, pictórico, tridimensional, en movimiento y gráfico. Descubrir que esto era posible cambió profundamente mi manera de trabajar”, dice.
En 2012, para una convocatoria con tema preciso debía diseñar un traje. Propuso En-bola-atadas. Aplicó lo que sugería el juego de palabras e hizo una bola con prendas rasgadas de mujer. Le agregó una etiqueta de las que utilizan en la morgue y la presentó en una urna. “En-bola-atadas me movió todo”, dice. “Hablé con sicólogos, con trabajadores sociales, quería que las instituciones de interés social que trabajan con mujeres maltratadas les permitieran trabajar en la realización del proyecto, una especie de catarsis, pero no encontré eco. Entonces presenté En-bola-atadas a la Convocatoria Luis Caballero y fui seleccionada. La exposición será septiembre de 2015. Ahora estamos en la ejecución de las bolas con mujeres, cada una hace la suya con su propia ropa y escribe en la etiqueta lo que ella quiera”.
Cuerpo/Territorio 12. óleo sobre lienzo con hojilla dorada, 100×100 cms, 2011 |
Otra obra con juegos de palabras como Escapa(ra)te se convierte en Escápate y representa la necesidad de huir del maltrato. El collage, con billetes de pesos y dólares para significar la trata de personas, es un concepto de interés social que aparece con naturalidad en sus obras actuales y que han sido expuestas en galerías y salas dentro y fuera del país.
Ana Isabel no para de elaborar conceptos e ideas, de hacer descubrimientos. Lleva a todas partes una libreta donde dibuja con lápices de colores. Toma nota y escribe. Mezcla juegos de palabras con su obra plástica. Va al taller de grabado y a las sesiones con modelo de Óscar Jaramillo. “Me gusta explorar, dice, me gusta descubrir”. La obra de Ana Isabel Díez es una muestra de lo que significa ser artista hoy, en pleno siglo XXI.