Vivir y no morir en el intento es una llave que espero le sirva para que logre hurgar y escarbar con curiosidad en su interior las razones primigenias que lo llevan a explorar la vida desde donde sea que lo esté haciendo.
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Lo primero que quiero formularle querido lector es la posibilidad de crear una relación completamente sana entre su cabeza, su corazón y su cuerpo.
Lo voy a llevar a través de tres premisas fundamentales a entender lo que usted quiere proyectar en usted y en los demás, acerca de vivir una vida que merece ser vivida.
Todo comienza con una premisa básica, usted no es su trabajo, ni sus resultados.
Simple. Poderoso, pero simple. Estamos acostumbrados a dejarnos llevar por la ilusión de control que nos da el hacer algo en un proceso, que finalmente es eso, un hecho en el tiempo. Bueno o malo, pero un hecho, al fin y al cabo.
Así como sus resultados, la vida también está llena de hechos que decidimos ponerle un nombre y apellido. Lo que llamamos percepción. Las cosas van a pasar, las cosas no le pasan a usted.
Si usted decide creerse el cuento que todo lo que pasa es malo. Bueno, es su cuento, nadie más tiene su narrativa.
Déjeme reconocerle que usted es un ser humano, no un hacer humano. Usted no está acá en este mundo para hacer un millón de cosas, bájale al ritmo, respire y piense, de verdad. ¿Quién soy yo?
No su hacer, no la carrera que estudió, ni sus logros, quién es la persona que habita su cuerpo. Le aseguro que a esa persona no le importan los 5 KPI’s que logró (o no logró) cumplir esta semana.
Segunda premisa, nadie tiene la idea de lo que está haciendo, y en realidad a nadie le importa. Si usted todavía está peleando con su cabeza para “encontrar su propósito”, haga fila, siéntese y acomódese. Porque la lista de seres que estamos detrás de esa respuesta es larga.
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Sepa y entienda que tal vez la mejor acción que puede hacer en este momento, es lanzarse a la acción. Bueno sí, pero ¿a hacer qué? ¡Lo que sea!
Lo que lo haga feliz, lo que lo inspire a pararse de donde esté, lo que le despierte una onza de felicidad, eso que cuando pelado usted disfrutaba hacer, sin el miedo al qué dirán o a pensar que estaba fallando, eso, que le recuerdo amigo mío, que lo conecta con la mejor versión de usted.
Tercera premisa, la va a cagar y bastante. Disfrute el proceso.
Bueno sí, pero, ¿y qué hago con el miedo? Pues, hágalo aún con miedo. Se va a equivocar, va a ser difícil, le va a costar, probablemente le va a doler el proceso. La realidad es que solamente a través del cuero de hacer cosas para las que no está preparado, va a conocer a la versión suya que puede con todo.
¿Está cansado? Descanse y vuelva darle. ¿Tiene el corazón roto? Pues llore, respire y a darle.
Usted es un ser humano que tiene por derecho crear la realidad que usted quiera, vivir la vida de la mejor forma posible, mientras se sienta bien haciéndolo. Sí, créaselo, es su derecho.
Así que, entienda que la única versión de usted que realmente importa, es la de este momento. La del hoy, la que está respirando, y lo único que tiene que hacer en la vida es morirse. Siempre hay elecciones que nos cuestan un mundo. Usted decide qué elecciones le van a costar más. Las del hacer o las del arrepentirse de no haber hecho.
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Usted es magia, es el creador de su propia vida y le juro que al otro lado del valle del miedo, de la angustia, de la necesidad de quedar bien, de la necesidad de estar en lo correcto. Hay un mundo de posibilidades, de autenticidad, de mucha abundancia, pero, sobre todo. Esta una vida, que merece ser vivida con amor.
Cómo siempre, gracias por leerme.