Iniciar un hogar entre dos es un paso importante. Para el sicólogo Juan Esteban Cano, antes de vivir con otra persona, hay que resolver conflictos personales: “que no sea un escape. ‘Me tengo que ir de la casa’ o ‘no soy capaz de estar solo’ nunca deberían ser un motivo”.
Con la convivencia inicia una sociedad que se expresa en temas emocionales, cotidianos y económicos. “Es bueno hacer ejercicios de conocimiento y autoconocimiento: saber qué molesta al uno y al otro; conocer caprichos y actitudes”, reconocer intereses similares, y también la diferencia. Así se dejan las cosas claras, si no, habrá choques: “vivir en pareja es aceptar, es respetar la libertad, no debe ser visto como un reto para cambiar al otro”.
Desde el punto de vista financiero, la pareja es una empresa. Así lo dicen los asesores Jaime Jaramillo y Juan Carlos Vásquez: “al comienzo, se aportan unos activos (o no), se incluyen deudas viejas y nuevas y se cuenta con un patrimonio familiar. Hay que ser honestos al identificar estos bienes desde el principio para evitar futuros conflictos”, explica Vásquez. Importante establecer objetivos en común, tener claro el presupuesto de ingresos y gastos de cada uno y de la pareja y definir porcentaje de aportes, “algunos van por mitades, otros de forma proporcional con lo que ganan”, dice Jaramillo.
No hay fórmula mágica. Pero sí hay que dialogar. Las claves siempre serán la transparencia y la honestidad; la planeación y el presupuesto; la definición de las tareas; y la revisión y ajuste frecuente de los resultados.