Vivir la ciudad

Estoy muy entusiasmada por esta invitación a escribir en VIVIR EN EL POBLADO, porque siempre quise conversar sobre lo que sucede en la ciudad, especialmente en temas culturales. 

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Medellín ha crecido en este tipo de actividades, y es mucho más que mediáticos espectáculos de tours mundiales. Hay una cartelera de teatro y conciertos permanentes, además de ferias, clases gratuitas de deportes, actividades de todos los colores y sabores. Existen salas que, por años, han venido programando sus espacios y formando públicos. Me encanta cuando me encuentro con artistas, que hoy, con sus canas, siguen convencidos de los proyectos por los cuales han trabajado durante toda la vida; los años les han dado firmeza en sus convicciones y maestría en su actuación

En alguna oportunidad, conversando con una persona educada y aficionada a la música, me decía que era increíble que algunos grupos de la ciudad siguieran presentando la misma obra, año tras año. Cuando le pregunté, confirmé lo que sospechaba: no la había visto. Y esas obras, en su momento hablábamos de O Marinheiro, del Teatro Matacandelas, se han convertido en un referente, no solo de ese grupo sino de las artes escénicas de la ciudad. Una obra de culto

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He venido retomando la asistencia al teatro. He reconocido algunos grupos a los que visitaba hace muchos años y, también, he explorado otros nuevos. Me ha dado alegría ver las mejoras en sus escenarios, especialmente en la infraestructura: espacios más generosos, cómodos, con aire acondicionado, cómoda silletería.

Aprovechando este momento, me encantaría proponer esta práctica: de la misma manera como nos invitan a apoyar a emprendedores comprándoles el producto que ofrecen, quisiera que todos hiciéramos el ejercicio de conocer esa sala de exposición que ha visto por su barrio y a la que nunca ha ido. Que nos acerquemos a la biblioteca que está a un par de cuadras de su unidad, que escuchemos al grupo de música que toca los viernes en el bar cerca a su casa; y, también, por supuesto, que se atrevan a ir al teatro. Hay muchos en el centro como el Matacandelas, La Rueda Flotante, el TPM. Y también ya hay varias salas en otros sectores como la Casa Teatro El Poblado o el Manicomio de Muñecos. Si hace parte de alguna caja de compensación, puede beneficiarse con los descuentos que se ofrecen. Sino, lo invito a que esté pendiente de las fechas de salas abiertas, una iniciativa en la cual, la Alcadía paga por usted. 

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Y en el caso de teatro, una recomendación: La otra mitad, de Casa Taller Teatro, que se presentará del 19 al 22 de marzo, con aporte voluntario, en el Pequeño Teatro, del Centro de Medellín. 

Encontrarán una historia bonita, narrada con soltura, actuaciones impecables y entusiastas. Efectos en vivo. Escenografía precisa, creativa y especialmente práctica. Tres actores actúan que hacen teatro. Uno de ellos, incluso, no habla su idioma, pero se comunica perfectamente con los otros dos, quienes a veces son cabezas de reyes, luna, mar, pájaro y hasta abuelos. Hay un viaje, una búsqueda y al final un encuentro. Una obra que funciona para chicos y grandes por igual, que se deja soñar, entender y saborear con atención.El teatro conecta con otros mundos. Y, cuando el público asiste, realmente se logra. Así que los invito a que se den esa oportunidad. Tal vez encuentren algo que los siga motivando a salir de la casa y a vivir la ciudad de otra manera.

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