Este sábado 21 se realizará el evento que congrega a comerciantes y residentes. Quienes habitan sus calles día y noche rescatan la unión.
Juan Carlos Gómez atiende en el Costurero Donde Juan desde hace 22 años, siempre en Provenza, primero en la 35 y ahora en la calle 8. Cuando llegó eran solo tres negocios los que habitaban la zona; hoy sigue sobresaliendo pese a la proliferación de hostales, restaurantes y negocios de todo tipo que, sin embargo, no han desmejorado al barrio. Todo lo contrario.
Destaca la seguridad y la unión que han conseguido no solo entre los comerciantes, también con los residentes. Entre todos se protegen. Y esa unión hay que celebrarla.
Este sábado 21, la Corporación Provenza realizará el evento Viva Provenza, una actividad que ya es tradicional en el sector, para integrar a todos quienes lo habitan, aún cuando su casa no esté en estas calles.
Juana Cobollo, directora de la Corporación, anuncia actividades que comenzarán desde las 10:00 a.m. con una entrega de regalos a niños de escasos recursos e hijos de policías, y se extenderán hasta las 2:00 a.m. con estands comerciales, gastronomía y coctelería, músicos callejeros y DJ, entre otras en todas las cuadras de Provenza.
John Jairo Gómez, codirector de la Corporación, señala que el objetivo es “dar a conocer lo que en verdad es Provenza, un gran centro comercial al aire libre. Tenemos floristerías, agencias de viajes, discotecas, bares, tiendas de accesorios, hostales, restaurantes. Una gran variedad de lugares, para todas las edades. Se remodeló el parque de la Divina Eucaristía. Toda la familia puede venir a gozar”.
Sor García vive en Bello y hace diez años trabaja en Provenza. Administra La Central y ha pasado por El Social y Paco. Para ella, estas actividades confirman las mejoras en la convivencia. “Antes estábamos divididos. Pero fuimos creciendo y Provenza es hoy para todos los gustos y encontrás de todo”. Incluso ella, en sus tiempos libres, prefiere venir con su hija Paulina, invitarla a comer helado, llevarla al parque, comprarle ropa y disfrutar en sus calles. “Todo ha cambiado”, cierra.