En la capital antioqueña Víctor Lavallén se siente como en casa. Desde niño, el nombre de Medellín ha estado presente en charlas de familia, en la escuela y en todos los lugares donde ha vivido, primero en Rosario y después en Buenos Aires. Y es que, como él mismo lo dice, la muerte de Carlos Gardel fusionó a esta ciudad con el tango y la cultura argentina.
“Nosotros crecimos escuchando esta historia. Es innegable que tenemos un nexo con Medellín. Como músico he venido muchas veces al festival y a presentaciones en teatros, en la ‘Casa Gardeliana’ y en ‘El Patio del Tango’. Tuve grandes amigos argentinos radicados acá, como Leonardo Nieto y ‘El gordo’ Aníbal, ya fallecidos”, recuerda.
Así como una milonga, revestida de embrujo, la vida de Víctor se entrecruza con una de las fechas insignes de la historia de Carlos Gardel. Lavallén nació el 18 de diciembre de 1935, el mismo día que se hizo la exhumación del cadáver del “Zorzal criollo” en Medellín para ser llevado luego a Buenos Aires, en un periplo por tierra y mar que tardó 48 días.
Ese hecho no pasó inadvertido para su familia, integrada por varios contrabajistas y bandoneonistas. Sus padres y abuelos intuyeron que el recién nacido venía con ADN tanguero. A los 14 años, influenciado por uno de sus tíos, tuvo sus primeros acercamientos con el instrumento que se convertiría en su compañero de viaje, el bandoneón.
Su amplia trayectoria artística le da el título de maestro. Hizo parte de orquestas icónicas como las de Miguel Caló, Oswaldo Pugliese y Sexteto Tango. Desde 2007 dirige la Orquesta Escuela Emilio Balcarce de Buenos Aires, donde se dedica a la formación de los futuros bandoneonistas.
Clase maestra de bandoneón
Revestido de ese espíritu docente, Lavallén llegó a la ciudad el lunes 24 de junio, día del aniversario 89 de la muerte de Gardel, para compartir una de sus clases con los integrantes de la Escuela de Tango de la Red de Músicas de Medellín.
Por unas horas, el piano del salón Beethoven de la sede de Bellas Artes cedió su lugar en el escenario a la virtuosidad del señor del bandoneón. “Quedé muy sorprendido por el talento y disciplina de los músicos. Me alegra que tanto acá en Medellín, como en Buenos Aires, haya bandoneonistas que garanticen la continuidad del tango”, expresó el artista de 88 años.
Además del tango, Lavallén también es amante del fútbol, esa pócima compacta que a veces suena arrogante, pero que se hace inexpugnable, fraternal y santificada entre los argentinos. Aunque nació en Rosario, su peregrinaje desde niño con su bandoneón a cuestas por la calle Corrientes lo hicieron hincha del Boca Juniors. Dice sin reparos que adicional al tango y a la milonga, él también es una autoridad para conceptuar sobre balompié.
“Sabes que somos campeones del mundo y, por supuesto, a Argentina la apoyamos hasta el final, pero creo que Colombia va a ganar la Copa América que se juega en EE. UU. El equipo está jugando muy bien y ha derrotado a grandes equipos. Ustedes se merecen ese título”, comentó entre sonrisas.
El pasado lunes 24 de junio, Víctor Lavallén fue el invitado especial a la noche de gala del Festival Internacional de Tango que se efectuó en el Teatro Metropolitano. Allí, con su orquesta y con motivo del aniversario 89 de la muerte de Gardel, el maestro Lavallén interpretó temas propios y canciones estelares del “Zorzal criollo”.