Vecinos temen arboricidio
Colindantes de un jardín, al costado del edificio Barajas, temen que la zona verde del lugar sea talada
“Son las dos de la mañana y aún no encuentro salida a este dilema. Pronto llegarán las vacaciones y el pequeño Nicolás, nuestro nieto rolo de cinco años, vendrá a pasar sus vacaciones en casa de sus abuelos. Sus primeras impresiones de Medellín tuvieron que ver con la magnífica quebrada La Presidenta, con los magníficos árboles, vivienda de pájaros y ardillas a quienes les puso nombre. Yo ya le mentí una vez y le inventé una historia, aún inconclusa sobre la extraña muerte del glorioso árbol del edificio “Bosques del Tesoro”, vivienda de las ardillas a quienes veíamos cada tarde reunir las motas de sus semillas, armar sus camas y cobijar a sus pequeños, mientras escondían entre las preciosas heliconias los corozos que tomaban de nuestro jardín…” Es el relato de Miriam de Cuervo, vecina del barrio Provenza, quien ha sido testigo de la tala de un balso, hábitat de varios pájaros, en la propiedad vecina del edificio Barajas, ubicado en la calle 9 con carrera 30.
La señora Miriam, profesora y amante a la naturaleza, ve con preocupación cómo “los pulmones verdes” en El Poblado cada vez son más pocos, dado la tala indiscriminada de árboles. Al costado de su vivienda, en una franja, se encuentra una bella zona verde que pertenece a una finca. Según denuncia, este jardín podría desaparecer. “Sabemos que la finca donde se encuentran los árboles son propiedad privada, pero creemos que no se puede cometer un crimen ecológico, no solo con los árboles sino con todos los animales que allí habitan. Hemos hablado con los empleados de la finca y la razón que nos dan es que hacen mucha basura”, dice Miriam.
Ella y su esposo Nelson regresaron hace cuatro años a Medellín, después de trabajar como educadores en el Gimnasio Moderno de Bogotá, y se han sorprendido de cómo está cambiando la ciudad. Cuentan que a su retiro de la docencia siempre desearon regresar a la Eterna Primavera para disfrutar de espacios verdes como el que hoy temen que desaparezca.
Ante la preocupación de los vecinos de Provenza, Miriam hace un llamado a las autoridades ambientales para prevenir el arboricidio. “Llamamos a Área Metropolitana y una funcionaria visitó el lugar para ver la situación, pero hasta ahora desconocemos qué pueda pasar”, cuenta la ciudadana, quien espera para la primera semana de julio la llegada de su nieto Nicolás.