Según María Eugenia Vélez y Raúl Montoya, de la Veeduría Quebrada La Poblada, hace más de 10 años que no le hacen mantenimiento y desde el fuerte invierno del año anterior, la situación se ha complicado más por la socavación de muros y erosión en la tierra especialmente en Lalinde. Con el acelerado desarrollo de El Poblado, sobre todo de construcciones que día a día se alzan sobre las laderas y en muchos casos, cercanas a cuencas y quebradas que atraviesan la comuna; los problemas de contaminación, tala de árboles y desvío de aguas están al orden del día, afectando severamente la estabilidad del terreno y ecosistema en general. Vélez, asegura que en una reciente asamblea de la Veeduría con vecinos de la quebrada y con geólogos del Simpad, Sistema Municipal para la Prevención y Atención de Desastres, y de la Universidad Nacional, “señalaron que la construcción sin límites en las lomas de El Poblado arrasa la capa vegetal, cambiando las condiciones de estabilidad y drenaje de la tierra, con el agravante de algunas construcciones recientes que no cumplen con el retiro exigido en el Plan de Ordenamiento Territorial, y constructores que desplazaron el cauce de la quebrada”. Raúl Montoya, residente que tiene la quebrada a escasos metros de su casa, sostiene que “con el invierno del año pasado, estas aguas ya son torrentosas y si llueve las aguas pueden subir hasta dos metros, además las piedras bajan y golpean los muros de las casas y van haciendo huecos. Los constructores quieren que cada vecino haga su muro, sin tener en cuenta que el que haga el muro va a afectar las aguas hacia abajo; eso pasa por hacer las cosas sin estudios serios”. Buscando salidas |
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Vecinos de La Poblada también sufren
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