Hace un año, por esta época, mientras veía a sus sobrinos-nietos gozar con las anécdotas familiares que ella les narraba, Margarita Fernández Mejía –Mackú– se fijó un objetivo: escribiría un libro con las historias de la familia y ese sería su regalo de Navidad para este año.
“Me di cuenta de que los chirringos no tenían ni idea de quién fue mi papá, mi abuelo, ni nadie, y que yo les contaba historias y quedaban fascinados. Quería que mi familia tuviera una historia escrita, que los chiquitines se dieran cuenta de dónde vienen y cuáles son sus raíces”. Era la primera vez que esta comunicadora social sin pretensiones literarias, nacida en Medellín en 1950, se embarcaba en la tarea de escribir un libro.
La faena del que denominó Proyecto 13 (por 2013) empezó en enero y concluyó el 9 de diciembre pasado, cuando les regaló a todos y cada uno de los miembros de su familia un ejemplar de Historias sagradas contadas por una profana, editado por su propio bolsillo. “Cada año tengo un objetivo. Generalmente son viajes, pero este año yo sabía que ese iba a ser mi viaje, a la historia, al pasado, a la familia…”.
Recolectar la información y escribir el libro fue toda una aventura que la dejó plena. Aparte de la memoria, Margarita se valió de entrevistas, álbumes familiares, relatos de amigos y conocidos, de cartas, documentos y cédulas. “Solo lo pude hacer a partir de mis abuelos, paternos y maternos, porque no tengo quién me cuente más cosas de ahí para atrás porque todos se murieron”, aclara.
Historias sagradas contadas por una profana está escrito por periodos de su vida, y da cuenta de una familia del común. “En mi familia no hay ningún evento importante para contar, ningún ser humano destacado, no hay denuncias ni noticias, se trata simplemente de rescatar lo cotidiano, lo simple, lo bonito. Por eso para mí hay muchos héroes en ella, porque son del día a día”.
A lo largo de sus 244 páginas, el libro también da cuenta de lo que simultáneamente pasaba en Medellín, de lo que se comía en las casas, de las modas nuevas que iban llegando a la mesa. “Uno sale fortalecido porque mata fantasmas, encuentra valores, percibe las cosas de distinta manera; a mí me pareció muy maravilloso”, dice Mackú, quien ya tiene claro su Proyecto 14: escribir la historia de un grupo de amigos y un libro autobiográfico. Es decir, objetivo doble y otro viaje intenso a los recuerdos.