En opinión de Eugenio Gaviria, funcionario de la autoridad ambiental Área Metropolitana, si bien toda la vegetación es patrimonio, el número reducido de una especie y su importancia para el paisaje y para las comunidades vecinas determinan un valor superior.
A ojo de experto la Palma de Vino de Los Parra tendría unos 80 años de vida y su crecimiento en El Poblado distinto del resultado de un proceso espontáneo podría explicarse en la siembra de una semilla con fines ornamentales. De un lado esta especie es nativa de Centroamérica y de Brasil, de otro desde la propia germinación toma un tamaño que no la hace fácil de transportar y manejar.
Una Attalea butyracea puede alcanzar una altura de 20 metros, un diámetro de 75 centímetros, con una copa que abarca hasta los 10 metros, con hojas de las más largas del reino de las palmas. Se le llama “de vino” porque sus frutos, de color amarillo intenso en la madurez, han sido utilizados por comunidades indígenas para la producción de bebidas fermentadas.