Un hombre alto, de ojos claros y pelo encanecido sonríe al hablar de la Orquesta Filarmónica de Medellín y su fundador. “Quiero llevar al maestro Alberto Correa a dirigir mi orquesta en Texas, es un hombre muy talentoso. ¿Usted sabía que él fundó la orquesta hace 30 años y la convirtió en la gran organización que es hoy?”, pregunta con un fuerte acento americano y genuinamente sorprendido. Como el maestro Correa, Robert Austin conduce una orquesta (Las Colinas Symphony Orchestra desde 1991, y la Symphony Arlington desde 2000) y, como el maestro Correa, tiene estudios musicales y en el campo de las ciencias.
En Cambridge y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts obtuvo sus títulos en ciencias. Allí, aunque no hay un pregrado de música, existe una de las mejores orquestas de estudiantes de Estados Unidos. Austin asegura que esto se debe a las similitudes en los procesos cerebrales para procesar las matemáticas y la música. “Estos estudiantes de física, astronomía, matemáticas e ingenierías suelen ser muy apasionados por la música y suelen ser muy buenos.”
A Robert le encanta viajar y conocer, y aunque ya había estado en Bogotá en su infancia, y en Cali en su juventud, estaba buscando la forma de regresar a Colombia. En su orquesta en Texas, la primera chelista, la colombiana Laura Ospina, le recomendó conocer la orquesta de Medellín. Al llegar aquí, lo sorprendieron la juventud de los músicos y la belleza de las mujeres.
El lunes 29 de julio el repertorio que dirigirá será una mezcla de lo formal y clásico, con ritmos más populares. “El público puede esperar oír, en la primera mitad de la presentación, una música alegre con la cual le provoque bailar”, dice Austin. En la primera parte la orquesta interpretará, bajo su batuta, Danzas de On the Town, de un musical de Leonard Bernstein, producido en 1944. Este musical es recordado por estrenar canciones que se convirtieron en clásicos populares como New York New York. “Bernstein compuso una pieza de concierto para orquesta sinfónica, que es lo que tocaremos en el concierto y es cien por ciento jazz”, explica. Según Austin, la técnica de los músicos colombianos es de un excelente estilo clásico y por eso tuvo que pedirles en los ensayos de esta semana que “ensuciaran” la música para estar más acorde con el jazz y las partes más sórdidas de la historia. La segunda pieza de la primera parte son las Danzas de Galanta, del compositor húngaro Kodály. “Cuando Kodály era niño visitaba con su familia el pequeño pueblo de Galanta, en Hungría, y veían una famosa banda de gitanos tocar música con címbalo. De esos recuerdos compuso esta pieza para imitarlos”, cuenta Austin. Finalmente, en la segunda parte, la orquesta interpretará la Sinfonía No.7, de A. Dvořák. “Es una pieza muy compleja y poderosa, llena de emociones pero más formal que las dos anteriores”. Una obra inolvidable, asegura el director que la dirigirá en el Teatro Metropolitano a las 8 pm.