La fecha: noviembre 27 de 2024
La hora: 8:00 p.m.
El lugar: Estadio de Anfield, Liverpool, Inglaterra.
La cita soñada: Liverpool vs. Real Madrid, en partido por la fase de grupos de la UEFA Champions League, el torneo de clubes más importante del mundo.
Anfield es el templo sagrado del Liverpool Football Club (LFC). Para los colombianos, se ha convertido en un lugar familiar gracias a la llegada de Luis Díaz a los Reds, como se le conoce al equipo, en oposición a los Blues, el Everton (rival de plaza; juntos protagonizan el clásico del Merseyside).
Para un aficionado al fútbol, cuyos equipos favoritos en Inglaterra y España son precisamente dichos clubes, asistir a ese encuentro es un gana/gana, pues cualquiera que resultare triunfador, saldrías tranquilo del estadio; aunque siendo en Anfield y con Luis Díaz en la titular, el corazón se orientó hacia el Liverpool.
La emoción comienza desde que se adquiere la boleta (ahora todo es digital, mala noticia para los que nos gusta conservar la contraseña como recordatorio), la cual sólo puede descargarse en el teléfono celular un par de días antes del partido, esto para evitar falsificaciones y controlar el tema de desmanes de los aficionados. El fútbol inglés, tristemente célebre por los conocidos “hooligans”, ha implementado una serie de medidas para alejar la violencia de los estadios, que incluye la identificación completa (nombre, documento de identidad, dirección) de quien adquiere entradas. Llegada la hora del encuentro, no es necesario llegar con tanta antelación (de hecho las puertas del estadio las abren solo dos horas antes del inicio del partido).
Acudir a Anfield es toda una fiesta: la foto obligada junto a la reja de la entrada con el lema del equipo: “You’ll Never Walk Alone”; dirigirse a la puerta donde no es necesario un taquillero (pues con acercar el celular, el torniquete de acceso te permite pasar), a pesar de que hay numerosos auxiliares dispuestos a ayudarte en caso de ser necesario. El recorrido hacia la entrada es tranquilo y despejado, no hay vendedores de camisetas, banderas o comida, ni mucho menos alguien que se te acerque con el “compro boleta que sobre” tan común en nuestros escenarios.
Como colombiana, tras tantos años de cargar con el lastre de las noticias negativas del país, acerca de los carteles de la droga y de otros eventos de nuestra dura realidad; se siente un inmenso orgullo, cuando al preguntarte de dónde eres, y contestar: de Colombia, lo primero que se ve reflejado en el rostro del interlocutor es una sonrisa y la expresión “Luis Díaz”, y uno sonríe de vuelta y comienza una conversación totalmente diferente a la de hace algunas décadas.
Y es que en Liverpool los aficionados lo adoran. Ver a niños y adolescentes, lucir orgullosos la camiseta de los “Reds” con el nombre de Luis Díaz en su espalda, es algo que te llena de alegría y esperanza. Esos niños lo primero que han escuchado de Colombia es que hay un futbolista que se llama Luis Díaz, que es de Barrancas y que juega para el Liverpool (la canción completa en inglés que le cantan dice: Luis Díaz vino de Porto, vino de Porto para anotar, anotar, anotar; Luis Díaz es de Barrancas y juega para Liverpool, na na na na na …) y a uno se le hincha el pecho de emoción y se une al coro.
Llega el momento esperado. Quizás más esperado que el pitazo inicial. Ese en el que sesenta mil almas comienzan a cantar a una sola voz la canción adoptada como himno del Liverpool: You’ll Never Walk Alone (Nunca Caminarás Solo) de Gerry and the Pacemakers, con las bufandas de recuerdo del partido sostenidas en alto con ambas manos. Y las lágrimas comienzan a brotar aunque uno no quiera, porque ese momento y esa energía, de verdad hacen que uno sienta que nunca va a caminar solo.
Suena el silbato y tienes en el mismo campo a Courtois, pero al lado opuesto está Kelleher (quien ha desempeñado con honores su labor de remplazar a Alisson Becker, el arquero brasilero del Liverpool que se lesionó); tienes a Rüdiger pero también está Virgil van Dijk (para mi gusto el mejor central del mundo); y ni qué decir de Mbappé, pero igual está Mo Salah (actual goleador de la Premier League). A Bellingham, a pesar de ser inglés, la tribuna no le perdona que en lugar de venir a jugar a Anfield, haya preferido irse al equipo merengue, por lo que cada que tocaba el balón los aficionados entonaban un sonoro buuuu. Y entre tantas estrellas, está la nuestra, Luis Díaz.
Pero Lucho no es el único colombiano que brilla en Anfield. Momentos antes de iniciar el encuentro, cuando en el estadio suena música de Los Beatles (es imposible separar Liverpool de los Fab Four), a Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, le siguen melodías familiares, y descubres que son nada más y nada menos que Shakira y Karol G, y regresa la sensación de querer contarle a todos los vecinos que ellas también son colombianas. Dos colombianas en la playlist del estadio de Anfield en un partido de la Champions.
Los ingleses pudieron llevar la paz a los estadios. Costó mucho, y aún se presentan algunos incidentes, pero luego de un largo y doloroso recorrido, lo consiguieron, lograron la transformación. Hoy se ven familias completas asistiendo a los partidos, aficionados de ambos equipos que conviven en paz, es un sitio donde te sientes seguro.
Y uno no quiere que el encuentro termine; queda en la mente el coro de You’ll Never Walk Alone, que también es interpretado por los aficionados al finalizar el partido, solo que a un ritmo más rápido: “…sigue caminando a través del viento, sigue caminando a través de la lluvia, aunque tus sueños se rompan en pedazos, sigue caminando, sigue caminando con esperanza en el corazón, y nunca caminarás solo, nunca caminarás solo.”
Que esta Navidad y el 2025 nos permitan seguir caminando, que no perdamos la esperanza, para poder descubrir, que tampoco nosotros caminaremos solos.