¿En qué lugares podemos realizar turismo sostenible? ¿Tendremos que irnos muy lejos de nuestros hogares para llevarlo a cabo? ¿Tendremos que elegir una zona selvática o una playa alejada de la civilización para estar realmente aplicando el turismo sostenible?
Mi respuesta a estas interrogantes es: no, no es necesario.
Tenemos la creencia de que solo en espacios alejados o completamente naturales podemos ser sostenibles, pero la realidad nos muestra que en cualquier lugar, en cualquier condición, podemos ser turistas que preservan la naturaleza, que cuidan los espacios que se están visitando, que no están de afán, que se toman el tiempo de conocer y disfrutar una nueva cultura, unas nuevas costumbres, platillos, entre otras maravillas que se encuentran en los nuevos lugares que deseamos conocer.
Este tipo de turismo se conoce como el turismo lento (slow tourism) y hace parte de la tendencia de la comida lenta, la moda lenta, entre otras que nos aconsejan bajar la velocidad que la vida moderna nos ha impuesto.
Este turista prefiere caminar o ir en bicicleta, en lugar de tomar un transporte público o un avión; prefiere un hotel que promueva un turismo responsable, pero si no lo encuentra, de manera proactiva lleva consigo un termo, unos cubiertos, un pitillo, entre otros utensilios reutilizables, para evitar generar residuos; realiza un consumo transformador, verificando quién fabricó lo que está comprando, quién sembró el alimento que está consumiendo.
Esto, sin lugar a dudas, requiere un esfuerzo y una proactividad. Pero turistas sostenibles podemos ser todos.