Trabajar fuera del hogar como mamás

Como psicóloga infantil, uno de los dolores que recibo más constantes, y que contribuyen negativamente al bienestar de los niños y las niñas, es la culpa de las mamás que trabajan fuera del hogar. Sin embargo, de una forma un poco más jocosa de la que les presentaré acá, les cuento que la realidad que perciben sus hijos y lo que la literatura científica reciente presenta, está distante de esa culpa.

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Este artículo no busca desestimar el invaluable trabajo que implica cuidar del hogar; al contrario, reconocemos que es un rol impagable y esencial, y está también en muchas ocasiones, dentro de las libertades que las mujeres pueden tener al decidir dónde quieren estar. Sin embargo, para efectos de este artículo, quisiera reflexionar sobre los beneficios de que las mamás persigan una carrera o trabajo que les apasione.

Algunos de los beneficios encontrados en literatura actualizada, sobre las mujeres que eligen trabajar fuera del hogar, se encuentran los siguientes:

  • Bienestar emocional personal: estudios han demostrado que las mamás que tienen la oportunidad de desarrollarse profesionalmente, reportan niveles más altos de satisfacción personal y autoestima. Según un estudio de la American Psychological Association, las mamás que trabajan disfrutan de una mejor salud mental, siempre que puedan equilibrar sus responsabilidades.
  • Modelos positivos para los hijos: las mamás que trabajan transmiten a sus hijos valores como la independencia, el compromiso y la perseverancia. Según la Universidad de Harvard, las niñas que crecen con mamás trabajadoras tienen más probabilidades de ocupar roles de liderazgo, y los niños tienden a participar más en las tareas del hogar y a valorar el trabajo equitativo.
  • Independencia financiera: trabajar fuera del hogar permite a las mujeres contribuir económicamente al hogar, lo que puede traer seguridad financiera y una distribución más equitativa de las responsabilidades en la pareja.
  • Redes de apoyo y crecimiento personal: el espacio laboral ofrece oportunidades para establecer conexiones sociales y profesionales, lo que enriquece la experiencia personal y genera redes de apoyo importantes.

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Es importante, sin embargo, saber que existen variables que pueden hacer más fácil esta tarea, cuidando el bienestar de los niños y niñas, sus intereses, así como a la mamá. Es fundamental reconocer que equilibrar el trabajo y la familia no es fácil, pero es posible con estrategias claras.

  • Asignar un buen cuidador: al elegir una persona o institución para cuidar a los hijos, priorizar no solo la experiencia, sino también la afinidad con nuestros valores y el carácter de tus hijos. Realizar entrevistas, pedir referencias y observar cómo interactúa con sus pequeños puede ayudarte a tomar la mejor decisión. Pregunta por su experiencia personal de crianza creciendo, y qué opina sobre ella, te dará luces de lo que puede normalizar en el trato.
  • Ser dinámicos con los tiempos laborales: las necesidades de los hijos cambian con el tiempo, así que es importante ajustar los horarios de trabajo y las prioridades según las etapas de desarrollo. Esto no solo ayuda a mantener el equilibrio, sino que también asegura que estés presente en los momentos más cruciales. Aquí la empresa cumple un rol muy importante.
  • Comunicar y compartir sensaciones: hablar abiertamente con los hijos sobre los horarios laborales y los tiempos compartidos fortalece los lazos familiares. También es importante compartir estas reflexiones con la pareja o un sistema de apoyo, para asegurar que las decisiones beneficien a todos.
  • Establecer acuerdos en pareja: si hay una pareja presente, es esencial generar acuerdos sobre los roles y responsabilidades dentro del hogar. En muchas ocasiones, se espera que la mamá, aunque trabaje fuera, siga asumiendo las tareas de una mamá con tiempo completo en casa. Esta situación puede generar sentimientos de culpa y disminuir la probabilidad de que la mamá alcance satisfacción tanto en su rol laboral como familiar. Es fundamental, entonces, repartir las responsabilidades del hogar de manera equitativa y mantener un diálogo constante sobre las necesidades y expectativas mutuas.

En un mundo en el que las mamás enfrentan expectativas contradictorias, es importante recordar que la satisfacción laboral y personal no son excluyentes. Al trabajar en algo que disfrutan, las mamás no solo se benefician a sí mismas, sino que también inspiran a sus hijos y contribuyen al bienestar de la familia.

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Por último, lo más valioso es encontrar un balance que funcione para tu familia y estar dispuestas a adaptarlo conforme cambian las circunstancias.

Trabajar fuera del hogar no te hace una peor mamá necesariamente, así como quedarte en el hogar con tus hijos tampoco te hace una “mejor” mamá por sí solo. Son muchas variables las que intervienen, pero la satisfacción y realización personal siempre será un buen ingrediente en la educación de los hijos.

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