Top 5 de las especies de zarigüeyas más vistas en el Valle de Aburrá

Son madres dedicadas, dispersoras de semillas y, entre otras bondades, controladoras de plagas por excelencia; las zarigüeyas, el animal más avistado y maltratado en el Valle de Aburrá.

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Son 12 las especies de zarigüeyas que habitan en el Valle de Aburrá, según la literatura científica local.

Para muchas personas las zarigüeyas corresponden a solo una especie, pero hasta hoy, tan solo en el continente americano, se han identificado 137 de sus especies.

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Presentamos el Top 5 de las especies de zarigüeyas más vistas en el Valle de Aburrá, según información de Universidad de Antioquia:

  • Zarigüeya cola de pincel (Glironia venusta): la única integrante del género Glironia y nativa de la cuenca amazónica de Colombia, es la única integrante del género Glironia.
  • Zarigüeya de agua (Chironectes minimus): es un pequeño y carismático marsupial semiacuático de pelaje negro y gris con una particular y gruesa cola que no tiene pelo. Sus patas palmeadas le permiten nadar y moverse en contextos acuáticos. Recientemente se registró en la Universidad Eafit. También ha sido vista en El Retiro y San Antonio de Prado.
Chucha de agua (Chironectes minimus). Fotografías: cortesía Fundación Zarigüeya -Fundzar-.
Chucha de agua (Chironectes minimus). Fotografías: cortesía Fundación Zarigüeya -Fundzar-.
  • Zarigüeya común orejinegra (Didelphis marsupialis): habitante de América central y toda suramérica. Aunque las autoridades ambientales del Valle de Aburrá tienen constantes reportes de ataques a estas, no figura como especie amenazada. Es común verla en unidades residenciales, quebradas y parques del área metropolitana. Recientemente, la UdeA confirmó que individuos de esta especie habitan en su sede principal.
  • Zarigüeya cuatro ojos café (Metachirus nudicaudatus: es la única del género Metachirus; de hábitos nocturnos y comunitarios, solo abandona su refugio cuando se cierra la noche. Aunque no le gustan los espacios intervenidos, se encuentra comúnmente en el sur y el norte del Valle de Aburrá.
  • Colicorto o ratón marsupial (Monodelphis sp): es uno de los géneros de zarigüeyas más pequeño de la gran familia Didelphidae. Les gusta estar entre bosques y árboles y en terrenos húmedos. Es por eso por lo que son muy comunes en las selvas del Sur de América.
 Colicortos o ratones marsupiales (Monodelphis sp).
Colicortos o ratones marsupiales (Monodelphis sp).

Dependiendo del contexto y el país, esta especie se llama de diferentes maneras. Mikure, tlacuache, raposa, rabipelado, runcho o tacuazín son algunos de los nombres que se le atribuyen a este marsupial en la región latinoamericana. La palabra zarigüeya tiene conexiones con el término portugués çarigueia, que al parecer es una derivación de las lenguas Tupí-guaraní (se hablaban en países como Paraguay, Bolivia, Brasil, Colombia, Guayana Francesa, Argentina, Perú, y Venezuela).

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Según Francisco Javier Flórez Oliveros, profesor de la UdeA, se trata de una especie que nace vulnerable, sin pelaje, ojos cerrados y solo un par de extremidades desarrolladas. “Pueden pasar mes y medio en el marsupio pegadas de las mamas de sus progenitoras, las cuales llegan a tener hasta 23 individuos en un año, de los que solo sobreviven entre tres y seis”, destacó.

Dos mitos de las zarigüeyas

  • Que son roedores: las zarigüeyas no son roedores, son marsupiales, es decir, mamíferos que se desarrollan en el marsupio. Sus similitudes anatómicas con las ratas o los ratones las han convertido en animales muy amenazados y, a menudo, víctimas de la discriminación humana. El marsupio es una bolsa que portan las hembras de estos animales junto a sus vientres, es similar a la de los canguros y en ellas están, además, sus glándulas mamarias. Esta bolsita es un prodigio de la naturaleza porque funciona como un refugio en el que, en sus etapas más tempranas, las crías se protegen de elementos como el polvo y la tierra.
  • Que comen gallinas: otro de los mitos que se han creado en los años recientes es que su dieta es a base de gallinas, lo cual no es del todo cierto ya que son omnívoras; consumen, entre otros, frutos, látex, resinas, invertebrados, arácnidos, roedores y serpientes cuyo veneno puede ser potencialmente peligroso para los humanos. “Su imprescindible rol en áreas protegidas de contextos urbanos tiene que ver con su ingesta de semillas, ya que se ha determinado que con ella pueden ayudar a germinar más fácilmente los frutos arbóreos, lo que significa que, además de participar en la dispersión de semillas, es una aceleradora de ciclos ecológicos y controladora de poblaciones de diferentes animales”, complementó Flórez Oliveros.

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Una exposición

La exposición Museo Itinerante Marsupial estará hasta el 1 de noviembre en el Edificio de Extensión de la Universidad de Antioquia, en Medellín. Oportunidad para apreciar las figuras en fieltro, tejido de lana de oveja, de las especies que se han identificado hasta ahora en Medellín y los municipios cercanos.

De una manera pedagógica, los espectadores podrán conocer más sobre su procedencia, hábitos y distribución de estos mamíferos.

Uno de los objetivos de esta exposición es dar a conocer sus particularidades y diversidad. El Museo Itinerante Marsupial viajará por diferentes lugares de Antioquia y Colombia con información sobre la especie.

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