Johana Logreira, diseñadora y calígrafa, hace en Navidad trabajo comunitario. Reúne a amigos y a desconocidos alrededor de una causa.
Por Juan PabloTettay De Fex / [email protected]
Desde pequeña, Johanna Logreira invitaba a su familia a hacer regalos a personas que los necesitaran en Navidad. La idea de compartir en esta época siempre ha estado con ella y ver la cara de felicidad de las personas la impulsa a pensar en cómo apoyar cada año.
Son dos frases las que la inspiran: “no hay nadie tan fuerte que pueda hacerlo solo, ni nadie tan débil que no pueda ayudar”, de Pedro Bonifacio Palacios; y una que le oyó a la actriz británica Emma Watson: “si no soy yo, entonces ¿quién? Si no es ahora, entonces ¿cuando?”. Ella, desde lo que puede, da su apoyo. “El gobierno no es capaz con todo, y antes de criticar, prefiero ser parte de la solución”, explica.
Con el tiempo, entendió que su esfuerzo podía ser más grande y su proyecto de Navidad se convirtió en el de muchas personas. “En 2005, y gracias a Alicia Mejía, conocí a varios líderes comunitarios de Villatina. Con ellos hicimos mucho: recogimos regalos y juguetes, por ejemplo”.
Sin embargo, “el regalo es bonito, pero es momentáneo, no tiene trascendencia”. Su filosofía cambió y, junto a muchas otras personas, empezó a trabajar las cosas desde la raíz. Por eso comenzó a buscar nuevas causas. Entre ellas, la que lleva este año: “conocí una fundación de voluntarios que todos los sábados les hace el almuerzo a 45 niños del barrio El Porvenir de Itagüí”. Y ahí pensó que más que darles ingredientes para cocinar, lo que necesitaban era una cocina: “hacen todo en un espacio de un metro cuadrado”. Su proyecto esta Navidad es regalar un espacio dotado para que los voluntarios tengan un lugar digno y saludable para trabajar.
No solo recoge donaciones o dinero: antes, hace una visita, conoce a la gente, conversa y establece relaciones: “le doy tranquilidad a la gente que me da cosas”.
La ayuda no se hizo esperar. Logró que la empresa privada se vinculara, que los ciudadanos pusieran su granito de arena. Junto a otras personas que piensan como ella, Johana hace que el trabajo sea duradero, que trascienda.
Además de la cocina, quiere dejar algo más. Por eso, busca también personas que asesoren para crear menús saludables y nutritivos: “son niños que, a veces, comen solo una vez al día. Por eso hay que garantizar que su almuerzo de los sábados sea lo más saludable posible”.