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A primera vista es difícil creer que Daniel tiene algún tipo de limitación física. Gentil, alegre y sencillo, este joven de casi 25 años padece una enfermedad genética en los ojos llamada Stargardt, la cual no tiene cura hasta el día de hoy. Sus ojos son claros y azules como el agua que lo hace feliz y libre, allí no se preocupa si cogió el bus que era, y tampoco tiene que pensar en escanear fotocopias y libros para estudiar y que su computador lea las palabras que él no puede ver. Daniel Giraldo Correa actualmente cursa segundo semestre de Negocios Internacionales en Eafit, aunque para llegar a este punto ha pasado por otras situaciones producto de su enfermedad, incluso llevándolo a otros países. En 2001 él y su madre se fueron para Toronto, Canadá, esperanzados en un mejor futuro en un país con mayores posibilidades sociales y de apoyo a discapacitados. Allí terminó el colegio y comenzó a trabajar en fincas recogiendo flores y frutas, pero su escasa visión le quitó la oportunidad de ahorrar para estudiar en aquel país. Sin embargo, su viaje al exterior tenía otra intención: “Por mi problema con los ojos vimos a Canadá como una salvación y posibilidad de recuperarme. Pero pasó lo mismo que antes en una cita médica en Miami, otra vez me dijeron que con mis ojos no hay nada que hacer y que me resignara”, dice. Luego de 4 años fuera del país, en 2006 regresó por ese dolor de patria y sentimiento que tienen muchos emigrantes. No hay límites La natación, su escape En la piscina es feliz, ahí es uno más, tanto que ha sido Selección Colombia convencional, es decir, que competía con deportistas sin limitaciones y alcanzó a ganar medalla de plata en una Copa Pacífico. Para los Paralímpicos de China asegura que no lo enviaron por no pertenecer a la “rosca” de Bogotá, y dice tener los mejores tiempos de Colombia y Suramérica en su categoría. Desde ya se prepara para el mundial en Río de Janeiro a finales de este año. Aunque practica la natación desde los 11 años, sólo a partir de 2006 empezó a hacerlo a nivel competitivo, y en los pasados Paralímpicos Nacionales en Cali, se colgó dos preseas de oro en 50 y 100 metros estilo libre. Sin embargo, Daniel reclama más derechos de igualdad y critica a la organización. “A los participantes convencionales les dieron 5 millones por medalla de oro y a nosotros no nos quieren dar ni un peso. No me parece justo que uno se está sacrificando tanto todo un año y no salgan con nada. Pido igualdad, supuestamente esa es la idea de los juegos, tener las mismas oportunidades de una persona normal. Nosotros tenemos más gastos y todo es más meritorio, si para coger un bus es complicado”, expresa indignado y alzando la voz. Con la ayuda del deporte y su conocimiento, este hombre determinado va en búsqueda de oportunidades que le permitan incluirse en una sociedad sin discriminaciones, que lo lleven al cumplimiento de sus metas y sueños. ![]() | ||
Publicado en la edición 383, febrero 1 de 2009 | ||
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Tener más que voluntad
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