Mientras un sector de la ciudadanía exige perseguir la venta y el consumo de alucinógenos en parques, en todas partes, expendedores y usuarios responden, con hechos, que no se quieren quedar quietos.
Hace ocho años reportábamos tanto la aparición de nuevas drogas en la ciudad (dick, nick, antigripales o Valium) como modalidades de compra y entrega casi libres del control de las autoridades y basadas en el servicio a domicilio o en la mimetización con comestibles.
El fenómeno, en 2011, hoy, siempre, supera la estrategia de largar a las calles perros de cacería.