Subir el nivel

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Hace unos días, hubo una celebración memorable: los 50 años de Proantioquia. A ella asistieron líderes de Antioquia, familiares de los fundadores, representantes de los medios de comunicación, entre otros.

Cada una de las intervenciones tuvo mensajes valiosos que inspiran y dejan preguntas para el futuro. María Bibiana Botero, presidenta de esta institución y anfitriona, habló de la importancia del trabajo en equipo y mencionó la fractura que existe actualmente con el Gobierno nacional. Andrés Julián Rendón, gobernador de Antioquia, mencionó la necesidad de conservar la austeridad, y “seguir alzando la voz” en beneficio de las causas colectivas.

A MEDIDA QUE SE APROXIMA LA CAMPAÑA
ELECTORAL, SURGE LA NECESIDAD DE
ACTUAR CON UN NIVEL DE CONCIENCIA
DISTINTO: UNO QUE MUESTRE RESPETO Y
PROFESIONALISMO POR PARTE DE LOS
MANDATARIOS LOCALES.

Por su parte, Jorge Mario Botero, presidente del Grupo Argos, dijo que “no hay contradicción entre el progreso social y el éxito empresarial” y manifestó su preocupación por un “ataque del Gobierno nacional a instituciones básicas de Antioquia y Colombia”.

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A estas voces se sumó la de Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, quien transmitió fuerza a los asistentes, habló de su interés en llevar “agua a Urabá”, junto a la Gobernación de Antioquia y a EPM, e inspiró a continuar con el trabajo común. También hizo referencia a la necesidad de quitar estigmas, como aquellos que tiene el presidente Gustavo Petro sobre lugares como El Poblado, un barrio al que llegan personas distintas todos los días.

Dentro de su intervención también hubo dos frases que generaron preguntas y un poco de agitación entre la gente: el anuncio de la audiencia de Daniel Quintero (aplazada, hasta el cierre de esta edición), que provocó los aplausos por parte de algunos de los asistentes. Y un comentario relacionado con Gustavo Petro: “el presidente de la República debería estar acá, pero no estamos en circunstancias normales, ni él es normal”.

Es cierto que estamos en una época delicada: tenemos un presidente que denomina “nazi”, con facilidad, a sus opositores, o que, incluso, provoca correcciones de personas como la fiscal Luz Adriana Camargo, quien le recordó, hace unos días, que en una democracia, los presidentes no pueden ordenar a la Fuerzas Armadas realizar allanamientos, según su gusto, como manifestó a propósito del escándalo relacionado con la bodega de medicamentos.

Sin embargo, por más diferencias o frustración que se tengan con el presidente, con sus aliados o defendidos, es importante no caer en provocaciones ni en su proceder: ese que crea es cándalos con palabras, distribuye información sin base científica o está llena de prejuicios, como creer que El Poblado es solo un lugar para las élites.

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Además de lo anterior, hay una razón adicional para cuidar las palabras y no caer en provocaciones: se acerca una campaña política donde la plaza pública y la calle serán reemplazadas por los escenarios digitales. Cualquier palabra puede ser usada como evidencia de participación política o afectar a muchas personas. Subir el nivel significa actuar con principios y elegancia, en medio de los escenarios turbulentos.

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