Los hermanos Ramírez Velásquez aprovechan la atención profesional que reciben en el Team Medellín para fortalecer sus virtudes en el squash.
Por: Sebastián Aguirre Eastman / [email protected]
Cada vez que Juan José y María Clara comparten cancha en los entrenamientos, la competitividad y el deseo de ganar siempre, incluso en el calentamiento, ponen a prueba su inmejorable relación como hermanos en la vida cotidiana.
Ambos se han acostumbrado a estar siempre en los primeros puestos en toda competencia a la que asisten. Han obtenido logros en torneos locales, regionales, nacionales y suramericanos y durante tres años consecutivos han asistido al abierto estadounidense de este deporte, en una gira en noviembre y diciembre a la que le añaden una parada en Canadá. Allí se miden ante los mejores del mundo.
Aun con esa experiencia, que de entrada les da ventaja frente a sus rivales locales, Juan José y María Clara (16 y 14 años, cursan undécimo y noveno grado en el San José de Las Vegas) están con mejores sensaciones en su juego desde 2018 gracias al acompañamiento profesional que están recibiendo en el Team Medellín, programa del Índer en el cual fueron acogidos como futuras promesas del squash antioqueño.
Juan José lo nota en su físico. Siente que su golpe de raqueta ahora es más fuerte y potente, mientras que María Clara señala que ahora es más ágil, con movimientos más rápidos, que le permiten llegar más pronto a la pelota.
Un proyecto familiar
El squash en el hogar de los Ramírez Velásquez es un proyecto sobre el cual gira su vida familiar. Juan José y María Clara crecieron observando a sus padres, Carlos Mario y Lucrecia, jugando en las canchas del Country Club, las mismas en las que hoy sus hijos asombran con sus habilidades.
Por eso, ambos jóvenes pisaron pronto la madera para tomar clases con el instructor Miguel Zapata, quien los fue conduciendo por el deporte hasta escalar a las selecciones Antioquia y Colombia.
Carlos Mario, su padre, jugaba de forma recreativa,. Al ver que sus hijos tenían las condiciones los fue apoyando sin restricciones. Señala que si ha faltado a uno, de los tantos torneos nacionales e internacionales a los que ambos jóvenes han asistido, es mucho.
Su apoyo ha sido tal que de su bolsillo ha salido el dinero para sufragar los costos de los viajes a Estados Unidos y a Canadá -que en promedio salen en cerca de $20 millones-.
Pero el padre entiende que ha llegado el momento de que sus hijos requieren de su tiempo y espacio, y por eso desde este año, que Juan José ya tiene licencia de conducción, los acompaña menos en los entrenamientos.
La mentalidad marca la diferencia
Uno de los aspectos que los hermanos destacan en su preparación con el Team Medellín es el fortalecimiento mental que reciben. Juan José lo vivió el año pasado en Estados Unidos, con la presión que sintió al jugar frente a tribunas llenas, con partidos televisados y rivales de mayor nivel y envergadura, factores que lo llenaron de nervios.
“Antes de viajar a un torneo hacemos un plan de enfoque, donde ponemos metas, objetivos, las fortalezas que uno tiene, lo que debe mejorar y consejos para hacer en el juego y mejorar eso que le falta. Que si me dan muchos nervios, qué voy a hacer para controlarlos. Algunas acciones son rebotar la bola antes de sacar, respirar entre cada punto”, cuenta María Clara.
“Manejar esa ansiedad de querer entrar a la cancha a devorarlo todo sin pensar en lo que estoy haciendo; nos han enseñado a tranquilizarnos más, a vivir el momento para disfrutarlo bien. Nos dieron claves para relajarnos y poder hacer el trabajo”, concuerda Juan José.
¿Cómo funciona el Team Medellín?
Es un programa creado por el Índer de Medellín para apoyar a “116 deportistas de diferentes disciplinas en temas económicos, de medicina, fisioterapia, psicología, nutrición y con educadores físicos que fortalecen su proceso deportivo”.
Los integrantes deben tener entre cinco y 19 años y haber nacido en la ciudad o al menos haber vivido en ella los últimos tres años.